PERDIZ,...

PERDIZ,

No hace falta que te arrastres tanto por el suelo para decirme que eres ROJO. De hecho, ya de por sí, la perdiz es ROJA. Lo del Ché y Durruti eso ya es un lujo al que es difícil alcanzar.

No obstante, yo también estoy muy contento con mi estatus, ni ROJO ni AZUL CELESTE, porque eso me permite llamar a todos los sinvergüenzas que se pongan a mi alcance como lo que son: ¡SINVERGÜENZAS!, renegados y furúnculos para la clase trabajadora (y por ende, para ESPAÑA ENTERA) DE LA QUE YO FORMO PARTE DESDE QUE NACÍ, de la que eran mis padres y mis abuelos.

¿ROJOS?, ¿QUÉ ES ESO?, rojos son, en el sentido social de la palabra, Nicolás Redondo - que tuvo que alejarse de Felipe González porque no podía respirar a su lado - o Marcelino Camacho, que se fue a la tumba con el mismo gersey que su mujer le hizo en la cárcel. Pero, ¿tú cees que Boyer es ROJO?, ¿de cuándo?.

Sigo diciéndotelo, espabila Atila, que éstos ROHOS que tenemos por aquí, vienen comiéndose la peana de los pantalones de los trabajadores desde hace mucho tiempo.

Aquí, según mi entender, la mejor filosofía es la de "BUEY SUELTO, BIEN SE LAME" Y ALEJARSE, CUANTO MÁS, MEJOR, DE TODOS LOS TRINCONES, sean del signo que sean.

......
iiiiiiiii