No sé por qué hoy en día la gente encuentra dificultad para declararse patriota. En cambio, declararse antipatriota es sencillo y se oye a cada paso. En el último debate del Congreso, me ha parecido entender que algunos políticos mostraban síntomas de urticaria cuando alguien intentaba hablar sobre los asuntos propios de la nación. Es como si hubiésemos renunciado a la patria común, como si España fuera un solar disponible para ser ocupado por cualquiera, como si a nadie le importara.
El caso es que la mayoría de los españoles, individualmente, son patriotas y defienden la idea de nación española. ¿Entonces, qué ocurre?
No voy a aburrir a nadie explicando lo que ocurre, porque todo el mundo lo sabe, sin embargo creo que esta actitud nos conduce directamente a desentendernos de todo y dejar que pase lo que tenga que pasar. Es decir: al abandono de nuestros derechos como ciudadanos y de nuestra unidad nacional. Creo que no debemos consentirlo y mucho menos tirar la toalla. Pero lo mismo que hoy en día cunde el pesimismo y el abandono, podría, ante el peligro inminente, surgir el fenómeno contrario, que tal vez sería más natural y comprensible.
El caso es que la mayoría de los españoles, individualmente, son patriotas y defienden la idea de nación española. ¿Entonces, qué ocurre?
No voy a aburrir a nadie explicando lo que ocurre, porque todo el mundo lo sabe, sin embargo creo que esta actitud nos conduce directamente a desentendernos de todo y dejar que pase lo que tenga que pasar. Es decir: al abandono de nuestros derechos como ciudadanos y de nuestra unidad nacional. Creo que no debemos consentirlo y mucho menos tirar la toalla. Pero lo mismo que hoy en día cunde el pesimismo y el abandono, podría, ante el peligro inminente, surgir el fenómeno contrario, que tal vez sería más natural y comprensible.