D. Manuel, bonitos relatos, efectivamente así es, me...

LA VIDA EN EL PUEBLO
Siempre ha sido la vida de un pueblo pequeño un lugar maravilloso para disfrutar plenamente de todas las prerrogativas que ofrecía la vecindad, el paisaje, la tranquilidad, la amistad y el conocimiento de todos sus habitantes que más que paisanos eran algo nuestro algo familiar y entrañable.
Para los más pequeños, y para su educación y desarrollo, era el pueblo es sitio ideal que nos permitía estar siempre en contacto con la calle, con el río, con el agua, con la naturaleza, con los animales, con el huerto, el campo, los árboles frutales, que nos daban un conocimiento real de las Ciencias Naturales.
Ir al pueblo a casa de la familia, o de algún amigo, era siempre un acontecimiento maravilloso que anhelaban todos los que vivían en una gran ciudad porque ellos disfrutaban de la paz, la tranquilidad, y las peculiaridades, que ofrece un pequeño núcleo urbano en el que todo está a la mano y ante nuestros ojos.
Qué feliz fue mi infancia, y la de mis hijos en Fuensanta, nuestro pueblo, ahora mis nietos que viven en Valencia, Úbeda o Madrid, no la tienen tan fácil, aunque sin duda alguna tal vez mucho más posibilidades de formación, de instrucción, y de progreso pero lo cierto es que cuando vienen aquí de vacaciones se lo pasan bomba y se encuentran muy a gusto.
Pero la vida de los pueblos ha cambiado con el desarrollo, la gente coge su coche y sale del pueblo para comprar, para comer en un restaurante, para ir al cine o algún otro espectáculo y los pueblos se encuentran vacíos, se encuentran desiertas sus calles sus plazas incluso sus bares y lugares de ocio, porque parece que todo lo de fuera es mejor. También porque cuando nos montamos en nuestro coche nos sentimos más importantes, más independientes y hasta de mejor familia.
A esto hay que unir que los niños no salen a penas a la calle porque entre sus estudios, su ordenador, su móvil y la televisión, no les queda tiempo para disfrutar de las maravillas que le ofrece su pueblo.
Y las que más echan de menos la pérdida de importancia de su pueblo en cuanto a distracción, movimiento, ambiente y diversión, son las personas mayores, esas que no salen fuera, las que solo tienen la calle, la plaza, o el paseo de la Fuente de la Negra, para disfrutar de su ya tan poco ajetreada y bulliciosas jubilación.
Así que ni siquiera el verano que antes era tan agradable por el frescor de nuestro pueblo, y por la cantidad de gente que nos visitaba, se ha librado del éxodo porque ahora todo el mundo se va a la playa, los días de fiesta, los domingos y hasta los días de la feria, y el pueblo sigue solo, olvidado y menos preciado.
Esto es el tributo que hemos tenido que pagar por querer todos pasar de pueblerinos a habitantes de y una gran urbe, tremendo error, porque en un pueblo pequeño se vivía infinitamente mejor que en una gran ciudad, más tranquilo, más seguro, y más económico, y se disfrutaba de la familia, de los amigos, de los vecinos, y de todo el pueblo, porque todos se conocían, se respetaban, se ayudaban y hasta se querían. Qué le vamos a hacer así es la vida.

D. Manuel, bonitos relatos, efectivamente así es, me gusta leer todo lo que nos pone en el foro.

Saludos cordiales.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Muchas gracias Triana, bonito nombre el tuyo, y el barrio de Sevilla origen del mismo. Un saludo muy afectuoso