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¿Egoístas por no procrear? Los antinatalistas están hartos de oír los mismos reproches: que no quieren hijos por motivos egoístas, por no querer renunciar a una buena vida sin ataduras ni responsabilidades. «No querer hijos no es egoísta», afirma Audrey. «Crear alguien que no ha pedido nacer sí que lo es. Quien no nace no sufre daño alguno ni se pierde nada, porque no existe. La decisión de tener hijos -si son deseados, que no siempre es el caso- responde a intereses de otras personas. El planeta está lleno de niños sin familia, no es justo traer más al mundo cuando se puede adoptar. Decidir traer niños a este mundo no es una decisión de amor. No se ama a quien no está ni siquiera concebido. Se traen porque la gente tiene ganas de ello. Y punto. Eventualmente, se les quiere luego». Audrey tiene 39 años y hace justo algo más de cuatro decidió esterilizarse. Recurrió a Essure, un método anticonceptivo permanente e irreversible basado en la obstrucción tubárica, que se realiza mediante una operación muy rápida de unos 15 minutos sin anestesia. Para ser esterilizada, también fue a la Seguridad Social, cargada de razones y con una historia falsa preparada por si al médico de turno no le bastaba con sus argumentos. «Pensaba contarle que tenía ya dos hijos y que con la crisis no me podía permitir tener ninguno más», confiesa. «Hasta me metí en la cartera fotos de los hijos de unos amigos, para darle más credibilidad al relato». Para su sorpresa, no hizo falta recurrir a patrañas ni a engaños. «El médico no me preguntó nada, no me dijo nada. Supongo que, entre otras cosas, porque entonces ya tenía 34 años. Las menores de 30 sí que tienen muy difícil esterilizarse por la Seguridad Social. Conozco gente que ha tenido que acudir a clínicas privadas porque en la sanidad pública se negaban. Estás a merced del médico que te toca, es una lotería. Es vergonzoso que al final sea un médico el que decide sobre el cuerpo de una mujer adulta, cuando no somos máquinas de tener hijos. Igual que se puede abortar de manera legal y segura, una mujer debería poder esterilizarse en esas mismas condiciones». Muchos son veganosUno de los principales motivos que llevaron a esterilizarse a Audrey, quien como Gemma es vegana y defensora de los derechos de los animales, es el ecologista: «Imaginemos que tengo dos hijos, quienes a su vez tendrán otros dos hijos cada uno. En unos 70 años de vida habrán contribuido a matar, como mínimo a 37.800 animales. Como mínimo. Y así generación tras generación. Yo no quiero ser responsable de estas muertes». Los argumentos ecológicos son también uno de los pilares ideológicos del Movimiento por la Extinción Voluntaria de la Raza Humana (VHEMT, según sus siglas en inglés), nacido en 1991en Estados Unidos y, como su propio nombre indica, aboga por que las personas dejen de reproducirse para provocar de ese modo la desaparición gradual de la humanidad. Mara Rodríguez es fotógrafa y tiene 26 años, a punto ya de cumplir los 27. Es de Almería, pero lleva cinco años viviendo en Barcelona. «Es algo que tengo claro desde que era niña. No quiero hijos. No van conmigo, con mi proyecto de vida, no los quiero», recalca. Sus motivos son fundamentalmente personales, pero asegura que es imposible no compartir los principios básicos del antinatalismo. «Estoy de acuerdo con que la especie humana es monstruosa y está causando un daño irreparable a otras especies y al planeta», sentencia. Mara también acudió a su centro de la Seguridad Social pidiendo que la esterilizasen, pero no lo consiguió. «Me pusieron muchísimos problemas. Me dijeron que era muy joven, que tendría que tener al menos 35 años para solicitar ese tipo de intervención. Me sentí maltratada, humillada, como si yo no fuera mayor de edad y no tuviera derecho a decidir sobre mi propio cuerpo». Pero Mara no piensa renunciar a sus ideas. Va a esterilizarse en una clínica privada, va a gastarse unos 1.900 euros en lograr su sueño. «En 2018 me esterilizo seguro. Llevo demasiado tiempo deseándolo y ahora tengo algo de dinero ahorrado». En el caso de Gemma, sus personas de máxima confianza, como sus amigos y su familia más cercana, han entendido perfectamente su decisión. Eso sí, aún tiene que «aguantar» que la tachen de «tonta» porque «cuando sea vieja va a verse sola. «Tener un hijo por ese motivo, para que te cuide durante la vejez, sí que me parece egoísta» sentencia. «Cuando no quieres tener un hijo te cuestionan, pero cuando alguien lo tiene no se pregunta nada». Pese a lo contundente de su discurso, los antinatalistas son conscientes de que su utopía de que se autoextinga la especie humana es algo inalcanzable en la práctica. El propio gurú David Benatar no es ningún ingenuo al respecto: «No, no creo que todos los seres humanos dejemos de reproducirnos, ni siquiera a gran escala. Creo que habrá algunos individuos que decidan no procrear. De hecho ya conozco a bastantes de ellos. Pero considero que el antinatalismo puede tener éxito a pequeña escala. Y aunque sea a pequeña escala es importante, porque significa que se le ahorrará sufrimiento a mucha gente por no traerla al mundo».