Estimada ciudadana, me ha resultado una muy grata sorpresa...

Estimada ciudadana, me ha resultado una muy grata sorpresa poder encontrarme por aquí este recuerdo de la memoria colectiva que yo creía ya olvidado entre los cementerios de este país que es España.

Efectivamente, a mí me llegaron estos versos de la mano de mi difunta abuela que en paz descanse y que los recordaba con gran lucidez todavía a sus más de noventa años de edad.

Ella también los aprendió en la escuela y me los recitaba así cuando yo era un infante:

EL PEÑÓN DE GIBRALTAR

Es la verdad, que España fue la nación,
que más glorias conquistó.

Por la tierra y por el mar,
extendió su autoridad.

A los gritos de Lepanto, de Castilla y de León,
lucía en lo más alto, su más bello pabellón.

Tiempo feliz, para siempre acabó, al comparar la triste situación,
por la cual causa pena y dolor.

La bandera inglesa, en el Peñón de Gibraltar, ¡qué vergüenza da!,
¡qué vergüenza da!, es la verdad.

Y aunque el mundo crea, que es invencible el Peñón,
lo ganó el inglés, por una traición.

Porque jamás supo vencer, en lucha igual,
franca y leal.

Pero ha de llegar un día en que España,
vuelva su Peñón a conquistar.

Y al grito de ¡viva!, ¡viva España!,
ese Peñón, se hundirá.

Según mis investigaciones, estos versos son una variación de una canción, quién sabe si ficticia o no, que Rubén Darío publicó entre uno de sus relatos en el diario de la Nación de 1904 en Buenos Aires. Los puedes encontrar recopilados en el libro "Tierras Solares" donde Rubén recoge las crónicas de su tercera visita a España junto a las escritas durante su viaje por Bélgica, Alemania, Austria-Hungría e Italia en el mismo año de 1904.

El pasaje reza así:

Paquito alza los hombros, resignado. Después, a media voz, me canta, junto a la borda del barco, una canción, con ritmo de tango, cuyos patrióticas y desgreñadas estrofas, no por serlo dicen menos lo que siente el corazón popular.

España fue la nación
que más lauros conquistó;
por la tierra y por el mar
extendió su autoridad;
al grito sacrosanto
de Castilla y de León,
clavaba en lo más alto
su glorioso pabellón.

Tiempo feliz que de fijo
para siempre ya pasó.
Al comparar la antigua situación
con la actual, causa pena y dolor.
De ira y de vergüenza
deberíamos llorar
al contemplar, y es la verdad,
que nuestra dignidad
manchada está
desde que vio ondear
la bandera inglesa
en el Peñón de Gibraltar.

Qué vergüenza da,
que vergüenza da, y es la verdad.
Auque el mundo sabe
que ese invencible Peñón
hoy es inglés
por una traición.
Porque jamás pudo vencer
el pueblo inglés al español,
y en lucha igual, franca y leal,
el Águila se humilla ante el León.

Pero ha de llegar
el día en que volvamos
nuestro Peñón a recobrar
ese día cerca está,
y subiendo a lo más alto,
y allí gritando ¡viva España!
nuestro glorioso pabellón clavar.

La verdad es que en estas fechas, bien mereciera la pena que se enviaran estas estrofas a todos los medios de comunicación de España para que las desentierren del olvido miserable, ya que es precisamente ahora cuando deben permanecer más vivas que nunca. La historia siempre es y será como un tronco de árbol muerto que reverdece.

¡Saludos cordiales, españoles de a pie!