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José María Calleja, un periodista valiente
No era un tipo normal; era de esas personas que piensan a otra velocidad. Simpático y buena gente como pocos. Jamás le agradeceremos lo suficiente su labor como uno de los referentes de esa ciudadanía del País Vasco que puso pie en pared contra ETA

El periodista José María Calleja DAVID FERNÁNDEZ MORENO
Ignacio Escolar
21 abr 2020 15:02

Nuestros lectores ya conocían del compromiso de José María Calleja contra la injusticia. Bastaba con leerle, pero también con recordar su biografía. Primero contra el franquismo, que lo encarceló por su papel en la oposición estudiantil cuando tenía solo 18 años, en los últimos estertores de la dictadura. Después contra ETA, que le tuvo en la diana durante años. Porque Calleja era valiente y honesto. Porque nunca se calló.

Lo que no tanta gente sabía –porque para eso había que tener la suerte de conocerlo en persona y hablar con él– era de su carácter, su inteligencia, su lucidez, sus extraordinarios reflejos. Calleja no era un tipo normal; era de esas personas que piensan a otra velocidad. Simpático y buena gente como pocos; irónico pero nunca hiriente. Honesto con sus ideas, generoso, humilde y con un estupendo sentido del humor.

Recuerdo una noche, hace ya unos cuantos años, en la que nuestro amigo común, Fran Llorente, invitó a cenar a varios de los periodistas que habíamos colaborado con Televisión Española durante su época como director de Informativos. Tras la cena, varios de los asistentes acabamos paseando por Gran Vía buscando algún lugar donde tomarnos una última copa y seguir la conversación. Y mientras paseábamos nos abordó una persona, de un bar de alterne cercano, con una propuesta que Calleja rechazó con una frase que incluso en un día tan triste aún me hace sonreír.

– ¡Eh, eh!, ¿queréis ver chicas desnudas?– nos dijo el relaciones públicas del local.

–No, muchas gracias. Nosotros somos más de leer–, le contestó.

Calleja era muy rápido y su vida ha sido demasiado corta. Tampoco fue fácil.

Jamás le agradeceremos lo suficiente su labor como uno de los referentes de esa ciudadanía del País Vasco que puso pie en pared contra ETA, que salió a la calle en silencio mientras los violentos les insultaban.