En la foto, la Ermita del Madroñal, Literatura

En la foto, la Ermita del Madroñal,
Auñón, Guadalajara,
La Alcarria.

MIS RUTAS POR LA ALCARRIA

Hace más de un año que vine de visita a vuestra bella tierra y me quedé a vivir en ella, en Pareja concretamente, en una urbanización junto al pantano de Entrepeñas. La zona, al igual que toda la parte de la comarca que hemos visitado, es muy bonita, preciosa, rodeada de montañas -aunque bajas-, de montes, lagos y ríos, que le dan ese algo especial que tiene -y aquí sí-, toda La Alcarria.
No quiero decir con esto que sea la mejor zona de España, porque tenemos muchas buenas y preciosas y no quiero desmerecer ninguna, ni que alguien se me incomode, pero sí una de ellas y puede decirse que tiene de lo que tienen las demás que podrían competir con ella. Tanto la gastronomía, con sus exquisitos platos y postres, los quesos, - ¡ay, qué quesos!- ¿y la miel? la carne, así como los productos de la tierra -de huerta y del campo- y los elaborados del cerdo, quizás, y me atrevería a asegurarlo, ganen en calidad a los de otras.
Como en el piso de la urbanización de Pareja hacía mucho frío en invierno, pues son pisos para veraneo, nos decidimos a buscar vivienda en otro sitio, pero siempre dentro de la zona. Además, que aunque estábamos cerca del pantano de Entrepeñas, apenas veíamos un trocito de él desde la terraza, pues vivíamos en un primer piso y los siete pisos del bloque de enfrente, más los chalets de una y dos plantas que hay a los lados, nos tapaban su vista.
Eso sí, varios montes y olivares de alrededor se veían, por los cuales paseábamos mi perrita y yo por las mañanas, tanto de invierno con temperaturas por debajo de cero, con nieve y hielo o sin ellos, a las ocho de la mañana, tanto como en las de verano, con calores sobrepasando los veinticinco grados a las nueve. Por las tardes los paseos los hacíamos los tres, mi mujer, mi perrita y yo, alargándolos hasta las once de la noche en verano, disfrutando al máximo la agradable temperatura, por la proximidad del pantano y en invierno los acotábamos en media hora, dándoles por finalizados a las cinco y media, o seis de la tarde; hora en que ya refrescaba y ya había comenzado la anochecida.
Cuando me subía a la azotea del bloque para hacer fotos, lo que venía a equivaler a la altura de ocho pisos, y cuando el portero tenía a bien abrirme las puertas de acceso, divisaba bastante extensión del pantano, los pueblos de los alrededores: Pareja; Alocén; Chillarón del Rey; Durón y Sacedón, así como una ermita que se encuentra en la ladera de un monte, sobre el pantano, a la derecha mirando hacia Sacedón.
Esta es la Ermita del Madroñal, perteneciente a Auñón, el cual está al otro lado del monte Veguillas que es donde se encuentra ésta, y a unos cuantos kilómetros de allí, junto a la carretera N-320, en su margen izquierda yendo de Sacedón a Guadalajara. Desde la terraza he hecho varias fotos preciosas del entorno, no solamente de le ermita, la cual la tengo fotografiada desde varios sitios con unas buenas y llamativas perspectivas.
Desde que la vi por primera vez me llamó la atención y me metió el "gusanillo en el cuerpo" de ir a verla, pues en las fotos que la había hecho con el zoom, desde varios centenares de metros de distancia -desde la terraza habría algunos kilómetros, más de dos quizás-, se veía espectacular entre la vegetación. Allí estaba, esbelta, erguida sobre un risco, con su torre inhiesta y una ventana sobre el vacío, cual mudo vigía de la navegación de las lanchas de recreo del embalse y de los múltiples pescadores que por su litoral merodean.
La hemos visitado viviendo ya en Sacedón y nos encantó. La construcción es antigua del S XVII y comprende la casa del santero, el alberge, los patios. Ya en el exterior, vemos las fuentes, y las barbacoas, así como el entorno de pinos, encinas y otros árboles y matorrales, entre los que pasa la carretera, que partiendo de Sacedón llega hasta ella, quedando entre el pantano y la ermita. Por esta es por la que fuimos nosotros hasta allí. El regreso lo hicimos por la que lleva directamente hasta Auñón, el cual visitamos ya de paso el mismo día por la tarde. Dista unos diez kilómetros y la carretera discurre entre diversa vegetación, como la de la anterior más algún olivar, pasa vaguadas y cerros para ir a desembocar por frente al pueblo que se encuentra al otro lado de la carretera nacional.
La vistas que hay desde allí, desde El Madroñal, son espectaculares, incomparables: a los pies, vemos una gran parte del pantano, con sus islas -o islotes- llenas de pinos y rocas, sobresaliendo algún risco del agua junto a ellas, formadas por las ramificaciones del río Tajo al conformar el embalse entre los montes, las cuales no se divisan desde otros lugares de alrededor, al menos con esa perspectiva; de frente, las laderas de los montes del otro lado del pantano; a la derecha más monte, siguiendo Sacedón y al fondo los modernos molinos de viento sobre un cerro, ya en la provincia de Cuenca. De frente-izquierda divisamos la urbanización Las Anclas, que es donde vivíamos antes y un poco más allá, sobre ella, más monte y entremedias de vegetación y en una ladera, Alique. Más a la izquierda, o completamente hacia ese lado, vimos parte de los pueblos de Durón y Chillarón del Rey, Alocén quedaba en la ladera a nuestra izquierda completamente, y algo detrás, no pudiendo verle debido a los pinos que quedan por medio. Tampoco divisábamos Pareja desde allí, puesto que queda detrás de los montes que veíamos enfrente de nosotros, por su extremo izquierdo; de camino, a no muchos metros antes de llegar a la ermita, en una parada que hicimos en la carretera para tomar fotos, sí se veía casi todo el pueblo y así lo dejé plasmado en una de ellas.

CONTINUARÁ
Pues el sitio no admite un mensaje largo

AdriPozuelo