¡Qué lindo me parece hoy Madrid en esta pequeña callecita,...

¡Qué lindo me parece hoy Madrid en esta pequeña callecita, de nombre de mujer de novela. Tan dulce ella, tan soñolienta, tan española, tan literaria.
Ya se levantaron las palo mas. Una blanca y otra gris que hace poco ponían sus patitas en la calle recién recogida y limpia de basuras.

No tan limpia como aquella calle de mi infancia con nombre de general. Sin árboles, esta pequeña calle; cuando aquella tenía moreras con que los niños jugaban a sastres con sus pequeños gusanitos de seda. Después de cuidarlos, los vendían y sacaban para chuches; y luego les quedaba otra parte para volver a invertir en nuevos bichitos comedores de hojas de morera.

¡Tiempos aquellos en que una prefería ver pasar la gente por la calle a sus quehaceres, que asomarse a la ventana del Rayo Vallecano a ver jugar un buen partido.

Simplemente había que aprovechar el tiempo pues mientras que la gente iba y venía, me daba tiempo a escribir unas líneas para mi exigente profesor. O hacer unas pocas cuentas de la lista interminable, o aprender y copiar aquella regla ortográfica, que era la única forma que me enseñaba aquel profesor de regla en mano a cualquiera que una muchacha apuntase con el dedo o en la pizarra. De la fila cuarta, todos han hablado. Y daba lo mismo que te excusaras, que dijeras que tu no, que acababas de llegar. Era mejor aguantar el reglazo que decir que venías del pueblo. Era mejor ser uno del montón que reconocer públicamente que eras un paleto de pueblo que apenas si sabía caminar entre el gentío. Y tenías la esperanza que esta terrible pesadilla se acabaría en cuanto llegase marzo y volvieras con los tuyos que te trataban como persona y no como un borrego.

¡Tiempos aquellos imposibles de conjugar con el presente por más que te hubiesen obligado a conjugar los verbos letra a letra y por veces sin término.

Hoy corre un aire fresco para lo que acostumbra Madrid en esta época. Es julio, pero no se nota vacío de coches. Imagino que muchos no se van de vacaciones como antaño en que julio ofrecía a sus moradores un desahogo entre el gentío. Era muy grato respirar menos gente en el metro, en el autóbús, en la calle, en la acera. Como las vacaciones de los que quedaban en Madrid, cuando la mayoría podía salir. Y ya llegaría agosto, y acudiría a mi pueblo a ser una mas de los mios. A disfrutar por fin una feliz estancia en mi perdido y soñado pueblo. A recuperar mi identidad y mi lugar de origen.

Saludos desde Madrid en una estancia que termina, apenas unas pocas horas y ya me habré incorporado a mi vida actual. Grato recordar, grato muy grato, desde una terraza como la de mi abuela, mas pequeña; desde una calle de nombre de mujer y no de general, pequeña también; desde una ciudad recién despertada que ondea en sus balcones, terrazas y ventanas, SE VENDE, SE ALQUILA...

Porque Madrid no es el Madrid de entonces. Aquí vivir es muy caro ya. Ir solo en metro o autobús cuesta mucho hoy día en la era digital, en que las máquinas, y no los revisores de metro te venden el ticket y donde seleccionas el lugar de partida y el destino. La inteligente máquina te da el precio exacto, a donde quieres ir.
Ya no es válido un ticket a cualquier sitio, a tantas estaciones como gustes o necesites. Y es ticket inteligente que sabe de recorridos y de distancias. Y de lo caro que es vivir en Madrid ahora que el Manzanares tiene un nuevo look de alto estanding y mucho lujo. El lujo se paga.
Y por eso ahora Madrid es extremo. El lujo del asentado que sigue viviendo bien, o mejor incluso que antes de la crisis; el lujo del turista que viaja a Madrid a conocer lo mas relevante de la ciudad; o la penuria del que empobrecido tiene que ir husmeando en las sobras de unos contenedores de basura. Cuando la alternativa en el campo es trabajar la tierra y sacar unos alimentos de primer orden. En la ciudad, la mendicidad, el rastreo de lo que se tira; en el campo, como antaño, la limpieza, el aire puro, el agua fresca.
En realidad no ha cambiado tanto como creía en un principio.

Saludos y buenos días
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Buena crónica, vive Dios. Me quedo con su última frase y otra que diré después. Cierto que no ha cambiado mucho, quizás el bullicio de la gente joven desde un viernes hasta el lunes y esa cantida de inmigrantes que tenemos, y, ¡cómo no! esos conjuntos músicales que tocan en una esquina pidiendo la voluntad. He escuchado varias orquestas y no lo hacen mal.

... Y la otra: SE ALQUILA, SE VENDE. Cierto, raro es la calle donde no hay un letrerito anunciando un alquiler o una venta... esto en mis tiempos mozos, no existía.

Un saludo. ... (ver texto completo)