Mucho me temo CLARA, que los de abajo, van a tardar...

Marisa del Campo Larramendi.

7CAMINANTE NO HAY CAMINO…

Eso de ser bípedos sin plumas es cosa muy seria, pues si bien lo de las plumas parece accesorio y en cierta medida subsanable, lo del bipedismo semeja ser condena bíblica, al menos para nuestra columna vertebral y para el duro oficio de traer hijos al mundo. Y es que caminar sobre dos piernas es mecánica compleja y franco desafío a la ley de la gravedad. Sin hablar de la abierta exposición de entrañas y partes pudendas que nuestra humana verticalidad conlleva.

Esta bípeda manera del ser humano de hacer camino al andar es pues insegura de por sí y fuente inagotable de angustias, miedos y tropiezos, como bien atestigua esa famosa piedra en la que hombres y mujeres nos herimos pertinaces las espinillas. ¡Cuánto mejor sería ir a cuatro patas como los asnos o arrastrarse como las serpientes! Y por favor no me hagan chistes fáciles con estos ejemplos que, a pesar de la abundancia entre nosotros de acémilas y ofidios, la cosa es seria y no debemos tomárnosla a broma.

Y si no reparen por favor ustedes en la siguiente tesitura: ¿qué es más elevado para el espíritu mirar al suelo para saber dónde pisamos o levantar la vista al horizonte para comprobar adónde vamos? Porque si humillamos la mirada para no tropezarnos podemos perder el rumbo. Y si alzamos los ojos para no perder de vista nuestro objetivo, cabe la posibilidad de no reparar en un hoyo, meter la pata y darnos un trompazo. Parece pues que la única solución sería un continuo y alternativo subir y bajar los ojos con peligro evidente de mareo, dolor ocular o de pérdida en el momento del mirar rastrero y de tropiezo en el instante del observar lejano.

Siendo pues este bipedismo riesgo inherente a lo humano, solo cabe admitirlo, sobrellevarlo y actuar en consecuencia, pues si usted no lo hace, otros lo harán por usted. Porque se da la circunstancia de que las piedras en el camino no son iguales para todos, y el destino de tanto andar no es el mismo para todos los andarines.

Hay piedras que se llaman paro y precariedad laboral; y las hay que se llaman dividendos y beneficios. Y también las hay que responden al nombre de recortes y pérdida de derechos; y las que responden al apelativo de bajadas de impuestos a los ricos, privatizaciones y libertad de mercado.

Y existen caminos que conducen a una vuelta de tuerca en la desigualdad y la desprotección, y caminos que apuntan a un reparto más justo de cargas y beneficios; como también los hay que llevan a un despotismo tecnocrático neoliberal o los que dirigen a una planificación democrática y social de la economía.

En cualquier caso de lo que ustedes pueden estar seguros es de que los de arriba llevan ya mucho tiempo quitando las piedras que les molestan, excavando los hoyos que nos hagan caer y diseñando el paraje al que quieren llegar y al que nos quieren conducir: el reino del libertinaje del mercado, la conversión de todo en mercancía y la acumulación incesante de capital.

Convendría que los de abajo comenzasen a planificar una ruta alternativa.

Mucho me temo CLARA, que los de abajo, van a tardar en reaccionar, lo tienen que ver aún mas de cerca, pienso que eso obedece también a la vida, en cierta medida fácil, que los "anteriores de abajo" les hemos dado, costó lo nuestro, mucho tiempo de lucha, para conseguir lo que hoy vemos tremendamente recortado y aqui no pasa nada porque ya nos ocupamos los papás de que no les falte de nada en caso de que lo necesiten.

Se ha perdido ese espíritu de lucha constructiva y eso "los de arriba" lo saben muy bien. Pobres de nuestros nietos, son los que van a pagar la patente o mucho cambia la cosa.