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ESTADOS UNIDOS
El mandato de Biden pende de los dos escaños en juego en el Senado
La votación de Georgia el 5 de enero le puede dar la mayoría en la cámara decisiva

FRANCESC PEIRÓN | NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS. CORRESPONSAL
11/11/2020 06:00 | Actualizado a 11/11/2020 10:11
Como presidente de Estados Unidos, siempre que fracase el intento de golpe de Estado judicial lanzado desde el trumpismo, Joe Biden tendrá una tarea ardua.

El país ha alcanzado un alto nivel de descomposición social y económica, por los efectos de la pandemia y también por la confrontación que Donald Trump ha azuzado en su beneficio. Así lo cree una retahíla de analistas, no todos, ni mucho menos, próximos a los demócratas. El 20 de enero es la fecha para el traspaso presidencial. La duda existencial que pende sobre la capacidad ejecutiva de Biden se despejará, sin embargo, unos días antes, el 5 de enero.

Inquietud republicana porque Trump está en su guerra particular, sin interés por lo que pase en la Cámara Alta

Aquí, territorio de Santa Claus, no se lleva lo de los Reyes Magos, pero el presidente electo estará pendiente de si esa noche los votantes de Georgia le dan carbón o le regalan el control del Senado, la cámara que aprueba los cargos del gobierno y mucho más. Ese logro, unido al dominio en la Cámara de Representantes, le facilitaría desarrollar sus propuestas fiscales, educativas, sanitarias o de medio ambiente. Y eso asusta.

Un ejemplo de su relevancia. El rodillo republicano facilitó el pasado mes la ratificación exprés de Amy Coney Barrett como juez del Tribunal Supremo, cumpliendo el deseo del presidente Trump de colocarla en ese puesto en prevención de problemas con el resultado electoral. Es decir, por si perdía, como ha sucedido. Los magistrados conservadores tienen ventaja de 6-3. Trump ha reiterado su fe en que los jueces corregirán las urnas.

En estas elecciones del 2020 se renueva un tercio de los 100 miembros del Senado. Tal como está el recuento, los republicanos aventajan a los demócratas por 49 escaños contra 48 tras ganar ayer el de Carolina del Norte. Los republicanos tienen mucha ventaja para adjudicarse el escaño en juego en Alaska.

Esto hace determinante la segunda vuelta en Georgia, donde se establece que el ganador ha de superar el marco del 50% de votos. Los senadores republicanos David Perdue y Kelly Loeffler se enfrentarán otra vez al periodista Jon Ossoff y al pastor Raphael Warnock, respectivamente. Si ganan los dos candidatos progresistas, habría un 50-50, situación que desempata el presidente de la Cámara, en este caso la vicepresidenta, Kamala Harris.

La tradición les da ventaja a los republicanos. O al menos la capacidad para apuntarse un escaño, que ya les sería suficiente.

Pero Georgia es uno de los estados en los que más se refleja el cambio demográfico, en el que negros, jóvenes y mujeres juegan un papel esencial en el resurgimiento demócrata. Aún sigue allí el recuento, pero Biden va por delante con más de 12.000 votos.

Este giro, algo que no sucedía desde 1992 con Bill Clinton, asusta a los conservadores.

“Tomaremos Georgia y cambiaremos América”, proclamó Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado.

La preocupación republicana quedó bien reflejada en un editorial del The Wall Street Journal. “Joe Biden se merece el gabinete que él quiera en muchos casos, pero un Senado conservador detendrá nombramientos como el de Elizabeth Warren para el Tesoro”. El artículo cita otras personas consideradas peligrosas para este medio conservador, como Bernie Sanders al frente de la oficina del presupuesto.

Los republicanos están inquietos por el Senado, Trump no. Él está en su guerra particular. Lo demás no le importa, se lamentan altos cargos del partido, apuntan los medios, siempre en privado.