Entre traidores y cobardes....

Entre traidores y cobardes.

Quienes deseaban una España centralizada aceptaron el Estado de las Autonomías y los independentistas dijeron acatar las nuevas reglas del juego.

Isabel San Sebastián.

Madrid.

Actualizado:

09/12/2018 03:22h.

Cuarenta años después de que los españoles la aprobáramos por abrumadora mayoría, la Constitución vive asediada por enemigos feroces. Con la excepción del Rey Felipe VI, incansable defensor de los valores constitucionales, muy pocos responsables políticos o institucionales pueden alardear de haber honrado la Carta Magna. Quienes no la han violentado en su espíritu, faltando groseramente a su deber de administrar con honradez, embisten sus cimientos negando la unidad de la Nación española y pretendiendo robar al pueblo la soberanía que le pertenece. Quienes no la insultan con sus actos, reniegan de sus fundamentos o combinan ambas ofensas jactándose sin pudor de hacerlo. Pocos, muy pocos valedores tiene esta Constitución que desde su nacimiento ha vivido rodeada de deslealtad.

No fue fácil pergeñarla. El consenso necesario para sacarla adelante requirió de renuncias a las que accedieron todos los partidos y estamentos implicados en su elaboración. Nadie quedó totalmente satisfecho y nadie salió perdedor. Quienes deseaban una España centralizada aceptaron el Estado de las Autonomías y los independentistas dijeron acatar las nuevas reglas del juego. La diferencia es que los primeros han sido fieles a lo que firmaron mientras que los segundos no han dejado de faltar a su palabra. Nunca. Han estado permanentemente instalados en la reivindicación insaciable, el victimismo incesante o el desafío abierto. Merced a esa conducta infame han sido sistemáticamente premiados por gobiernos pusilánimes empeñados en comprar paz y poder a cambio de indignidad e ingentes cantidades de dinero público. A sus filas se ha sumado últimamente el populismo de extrema izquierda impaciente por dinamitar el sistema legal que ampara nuestras libertades, con el concurso impagable de un PSOE tan ávido de poltronas como carente de escrúpulos. Y, por si todo esto no bastara, asoma el rostro con fuerza una extrema derecha incipiente que también discute el modelo y encuentra hueco en la disputa que enfrenta a PP y Ciudadanos.

¡Felices cuarenta a pesar de todo, «señora» a quien tanto debemos!

Isabel San Sebastián.

Articulista de Opinión.