Todo el barullo de cifras se reduce a una sola. Terrorífica....

Todo el barullo de cifras se reduce a una sola. Terrorífica. Los que las administraciones publicas se gastaron el año pasado fueron 91.000 millones de euros más de lo que ingresaron. Y eso no hay ni casa ni nación que lo aguante. Ese es el famoso déficit que según la Salgado iba a ser del 6%, que luego ya se supo que del 8% y ha acabado por ser, del 8,51%. Ese inmenso pastón que debemos, porque lo que se gasta y no se tiene, es lo que se deja a deber. Como sabe muy bien todo hijo de vecino, padre de familia, empresario y hasta algunos políticos. No todos.
Las comunidades autónomas, y la barra libre que otorgó el Gobierno tras dársela a Cataluña y su Estatut, con la excepción de Madrid, han sido particularmente responsables del desaguisado, unas más que otras y alguna, como Castilla-La Mancha, porque lo que se encontró era todavía peor, mucho peor.
Eso es lo que ahora hay que no gastar, que recortar. Pero es tanto que resulta imposible y nos impediría respirar. Del 6 previsto al 4,4 se hubiera podido, desde donde esta el listón no hay quien lo salte. Por ello España, dispuesta a cumplir y contemplada con mucha mayor confianza, ha puesto sobre la mesa que no podrá llegar a tanto y que han de ofrecerle un algo de flexibilidad. Hay que pagar y ahorrar, pero también incentivar y producir. Esa era el mensaje de Rajoy ayer. Se da por seguro que presentadas las cuentas y el borrador de los presupuestos, la Comisión Europea aceptara un ritmo algo más suave. Pero que será de dieta rigurosa. Aunque cuando nos dejen subir del 4,4 a un 5,5 el recorte será de caballo.
No se puede regar si no hay agua. Y nuestro pozo está exhausto. Por ello resulta un tanto inútil aunque comprensible ese clamor contra la evidencia. Es tan simple como que de donde no hay no se puede sacar. Y si no hay dinero pues lo que no se puede es pagar. En la ciudadanía afectada se comprende. En los señores que fueron ayer Gobierno y responsables de esta ruina, en esos ex ministros agarrados sin solución de continuidad a la pancarta, ese Rubalcaba diciendo “pío, pío, que yo no he sido”, o esos todos que pretenden como que ni estuvieron, que pasaban por allí, en ellos es inaceptable. Es un insulto a nuestra memoria. Y nada de histórica. De ayer.