Pilar Díez....

Pilar Díez.

El País.

"Sánchez afronta con ajustes leves un futuro bajo presión". Cué nos cuenta los entresijos de la fiesta privada de despedida de Illa en el Consejo de Ministros. No quiso hacerlo en el Congreso por exceso de aforo, creo.

Cuenta Cué que el señor moderado conmovió profundamente a sus compañeros de Gabinete evocando "el día que tuvo que proponer al presidente que había que prohibir a los familiares que acompañaran a sus seres queridos enfermos en los últimos momentos, e incluso impedirles que acudieran a su entierro o limitar mucho esa presencia. Ahí se quebró. No en la rueda de prensa, pero sí dentro, en el Consejo. Y ahí le aplaudieron todos, emocionados, según relatan varios de los presentes". Mira que birlarnos el momento. Iván, vuelve, sin ti no son nada.

Dice Cué que Sánchez le nombró para que cobrara y dormitara en un ministerio de chichinabo, pero llegó la pandemia e Illa "se tuvo que instalar en la Moncloa día y noche —dormía allí en un apartamento— sin ver a la familia durante meses para gestionar la peor crisis sanitaria en un siglo". Pues como el resto de los españoles, no te amuelas. Estuvimos encerrados tres meses, mucha gente sin ver a sus padres, a sus abuelos, muchos sin saber nada de sus familiares ingresados en los hospitales. Y eso sin contar a los sanitarios, a los empleados de los supermercados, de las farmacias, que se jugaron la vida porque este impresentable y su escudero Simón nos mintieron como bellacos sobre el virus. Y ahora vamos a llorar porque el ministro de Sanidad tenía que trabajar. Idos a hacer puñetas a vender a Illa en Cataluña.

El editorial, más que hacer de Illa un mártir, nos convence de que es el candidato idóneo porque habla bajito. "La actitud moderada del ministro cesante y su disposición permanente al diálogo han marcado un tono institucional con escasos parangones en la actual élite política. Si el efecto Illa interesa a su partido en particular, en cambio, conviene a todos que cuaje la expectativa del estilo Illa: que el talante moderado, proporcionado y respetuoso que ha mostrado se traslade al agónico tablero al que vuelve". Hala, hala, con Dios y talante a Cataluña. Pero que no se lleve las vacunas, que le conocemos.