Oriol, Tribuna libre

EDITORIAL ABC.

No se entusiasmen los separatistas.

Ahora es preciso respaldar al TS y no ofrecer su cabeza a unos separatistas que saben que las condenas impuestas por el 1-O no ven alterada ni una coma por la sentencia del TJUE.

ABC.

Actualizado: 19/12/2019 23:56h.

La reacción eufórica de los nacionalistas catalanes a la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) sobre Oriol Junqueras se basa en una interpretación puramente política y oportunista del fallo, para que surta efecto en el proceso de negociación de la investidura de Sánchez, que ahora puede complicarse, pues los separatistas elevarán su precio al apoyo del candidato socialista. Esta finalidad de sacar tajada es la que explica la desmesura absoluta de las declaraciones de dirigentes independentistas, populistas (también socios de Sánchez), abogados de los condenados y medios afines al secesionismo. Quien les oyó y leyó ayer debió de pensar que hoy Junqueras estaría en su casa tranquilamente. Menos explicable es que se hayan contagiado de este entusiasmo impostado de los separatistas quienes hasta hace poco encumbraban a la Sala Segunda del Tribunal Supremo, particularmente a su presidente, Manuel Marchena, y hoy los tachan con toda suerte de descalificaciones. Unos y otros se precipitan, porque la situación jurídica de condenados y procesados por el juicio del procés no ha entrado en crisis, aunque algunos hayan entrado en pánico. Por lo pronto, el Supremo ha dado audiencia a las partes del proceso por cinco días para que se pronuncien sobre los efectos de la sentencia del TJUE en la situación de Junqueras y otros acusados. Es un trámite obligado, pero que no implica la predisposición de la Sala Segunda a alterar la condición de condenado en firme de Junqueras. Cuestión distinta es lo que suceda con Puigdemont y Comín, que fueron candidatos a la Eurocámara. En el peor de los casos, el Supremo tendrá que pedir al Parlamento Europeo el levantamiento de su inmunidad. Ahí se retratará el PSOE ante sus socios socialistas europeos.

Lo que ha decidido el Tribunal Europeo no pone en la calle a Junqueras, ni convierte en nulo su juicio. El TJUE deja en manos del Supremo que decida cómo se valora la circunstancia de que Junqueras tenía inmunidad como eurodiputado desde la proclamación de los resultados electorales, pero tal prerrogativa -que no equivale a inviolabilidad- debe interpretarse a la luz de los privilegios que la Constitución y las leyes españolas prevén para los parlamentarios. Por eso, la declaración de inmunidad de Junqueras llega tarde para él, porque en España el suplicatorio de los parlamentarios es obligatorio antes de ser mandados a juicio, pero no cuando se ha declarado la apertura de juicio oral. Los delitos son anteriores a su supuesta condición de diputado europeo, lo mismo que su procesamiento, acusación y enjuiciamiento. Las risotadas de los dirigentes nacionalistas no deben nublar el raciocinio de quienes creen en el Estado de Derecho. Ahora, más que nunca, es preciso respaldar al TS y no ofrecer su cabeza a unos separatistas que, a pesar de su jolgorio, saben que las condenas impuestas por el 1-O no ven alterada ni una coma por la sentencia del TJUE.