La mayor parte de las cofradías de ayer son partes de una túnica inconsútil, tejida por el sueño de la Exposición Iberoamericana, la de la revolución copernicana de la Semana Santa, la que descubrió que el movimiento de traslación no debían realizarlo las hermandades alrededor de la ciudad sino ésta en torno a aquellas. Tan real fue esa peculiar astronomía que hasta una de ellas, la Candelaria, la armó el ciudadano de a pie al que la gente llamaba Pepe el Planeta. Tampoco los Estudiantes, la de Santa ... (ver texto completo)