Yo sueño con el deseo de que hombres y mujeres dejen de ser perversos, soberbios, egoístas y banales. Veo, entre las brumas somnolientas, que ya no hay en el mundo niños que se nueren de hambre, de enfermedades, mientras sus padres sonríen felices, mirando al cielo y dando gracias a Dios, porque les ha concedido la Justicia, el Amor, la Paz, la Felicidad, el bienestar... Observo, con gozo, cómo los hombres se aman como hermanos, como amigos y ya no existe la envidia, la codicia, la lujuria, la hipocresía, ... (ver texto completo)