Quise decir que al referirme a vencejos: ya habían...

Muchos recuerdos me trae este relato contados por mi madre querido libertad, malos tiempos para todos vivieras donde vivieras.
Esperamos la continuación
Un abrazo amigo

Ya habían partido los chillones, cuando una mañana, aquel muchacho esperaba a la destartalada camioneta que a duras penas, trepaba por la carretera empinada... de eso hace mas de medio siglo, mucho mas.
Unos pocos enseres, y el largo y penoso viaje tras del pan. El muchacho se palpaba unos pocos reales obsequio de la abuela, y cuidadosamente guardadas unas pesetillas, y, un buen talego de garbanzos. Era el madrid de las cartillas de racionamiento, y, caminar hacia una tristeza inmerecida: pasear su atada por la ciudad en varios oficios, y a las afueras de la cuidad, por fin un trabajo... cuidando del jardín de "los señores" Así es como les nombraban aquellas dos muchachas venidas de la Sierra, sirviendo sin sueldo alguno.
Y por fin un trabajo en la ciudad, en casa de una hermana de su madre, que por cierto, hacía unos guisos milagrosos, con media docena de alcachofas.
Atrás había quedado aquel arroz con la cabeza y las patas de pollo: aquellos gritos del estomago en una edad que pide.
Y pasan los años
Y los hijos que se sentarán a la mesa sin haber conocido aquellas maletas de cartón que circulaban por toda la ceografía y fuera de nuestras fronteras.
! No nos canses con tus historias papa, son otros tiempos!
Y el padre se calla, porque prefiere, que le hablen silencios, que ellos, los hijos no escucharán nunca
¿Los hijos? los hijos tiran p'alante. le decía alguna veces a su mujer... esta asentía a veces otras le decía:
Debes de convencerte de que los tiempos han cambiado.
Y se calla: el hombre limpia su gafas y se calla, mientras murmura para si:
que dure, que esto dure.
Y acto seguido desde su memoria, recorre sus campos niños. En dfolorosa resignación se calla luego... recorriendo humedades de tristeza.
! Ellos a lo suyo Juan, no le des mas vueltas, tu es que te empeñas en hacer un drama de donde no lo hay: era la voz de ella en la cocina. se que sou una blanda, que cedo cuando me hablan de cambiar la lavadora... que fulano tiene coche...! si, soy una blanda y no lo puedo remediar. Un largo silencio y secando sus manos en el delantal decía: No quiero que ellos pasen por donde nosotros hemos pasado.
Y se perdió en la cocina donde siguió despoticando entre ruidos de cacharros.
Él rompió su silencio y casi gritó: y hoy como es sábado seguro que llegan... vete a saber que hora! Si a ti te parece bien, a mi no.
ELLOS A LO SUYO. se dijo mientras alumbraba la caja tonta... pero su pensamiento estaba lejos: en los frios del ayer: en los mil sueños entre sabanas frias y mesas casi desierta: en los mil día de amarguras, cuando manos pequeñas aún recogía la espiga.
Y se quedó dormido, escuchando de la tierra pequeña, el grito del arado y el canto de segadores...
Ella amorosamente le arropó con una manta mientras decía:
! Gruñon!. Mi querido gruñón
libertad (continuará)

Quise decir que al referirme a vencejos: ya habían partido los chillones vencejos.
De resultas de que días pasados quedé en mi pueblo, con alguien de Foro comón, le recordaba mi niñez por aquellos lares. Y cxomo llamaba mi atención su veloz vuelos y sus chillidos.
! Buenas noches!