LA CHAQUETA....

LA CHAQUETA.
El muchacho de nuestra historia, nació cuando caminos "Toò tocíos" por lo tanto cosechó desde sus primeros días tristes cosechas. Ha llovido desde entonces, lluvias... y de preguntas y de recuerdos. hasta la pregunta: ¿Porque brido
el destino tan triste despertar, en el mundo muy cercano que se odiaba, y hasta se mataba, y madres y esposas lloraban su ausencia? El niño, cuando era niño ya con memoria, conserva el recuerdo de padre que le pincho de su barba y le mojó sus cara; iba vestido vestido, de igual manera que otros muchos que venían de no se donde (decía la abuela) si que había uno de Extremadura, y otro de la otra Castilla (según mi abuela) que repetía: nodo esto por culpa de hombres que lo quisieron así.
Y silencios en los días de sol y los días de nubes y silencios pesados, que atrapaban.
Todo acabó un buen día que se fueron, los hombres que vestían todos igual. Aquel silencio dio paso, a los rumores de yuntas en los campos, heridos de lo que llamaban trincheras... Para los niños (! Que inocencia!) aquel silencio resu´tó aburido, tras de los aviones desaparecidos, a los cuales les arrojaban piedras. Por el trajín de los camiones, acarreando hombres, serios y menos serios. pero iguales a otros, en nostalgias de la tierra que dejaron atrás...
No hubo navidad hasta que no se fueron... salgo un día en la vieja cocina, en compañía de el extremmeño y el castellano, al lado de la lumbre, en la casa vieja. El niño captaba palabras que se decían. El niño guardó de la abuela palabras que pronunció, sobre Navidad, y hasta el extremeño se cantó unos villancicos. Al día siguiente aunque no quedo en el olvido aquella noche en la que se hablo de paz, la vida fue otra. Y por fin un día la despedida, a no olvidar a aquel soldado barbudo, que mientra decía: esto ya no me sirve para nada y después de acariciar la cabeza del niño de nuestra historia. Arrojo desde lqa muralla del "postigo" un artefacto mientra le decía al niño.! Ojalá jamás, pequeño, tengas que manejar esto mismo. (Como burla del destino, ya hombre el niño aquel, manejó artilugios parecidos.) Dias despues, la veja del Tajuña abajo, cientos de vehículos poblaban la carretera. Chirriaban las cadenas de los tanques: "los niños se divertían"
Y por fín regresaron los ausentes: no todos y allí en la torre aparecieron sus nombres... Tampoco de todos.
Y las yuntas arañaron la tierra de arados que ya tenían sus rejas oxidadas. Y un vacío en la memoria de el muchacho de nuestra historia, greciendo en el surco, azada en mano, y eso sí: el Tío Lalentin, hermano de su abuelo, y que si sabía leer, le enseñó desde el A E I O U algunas palabras. Luego llegó un maestro, seguramente que la abuela adquirío aquel cuaderno de tapas adules, y "nuestro muchacxho se encontró un día leyendo aquellos viejos libros, que dormían en el baúl de la buhardilla.
Y llegó el viaje a Madrid. por eso de que se delebraba en la primavera, la Pascua de los Mozos, que significaba "ser ya hombres" y por tanto se imponía chaqueta y pantalón largo.
Unos talegos de garbanzos para las hermanas, casadas en madrid, y mas mayores que la madre del chaval. y el tren caminando lentamente hasta la ciudad. Eran vísperas de navidad y ya aporreaban los mozos las zambombas.
libertad (continuará)