EL PASTOR Y SUS HIJOS, ¿Cuanto cuesta un entierro?

EL PASTOR Y SUS HIJOS.

Había una vez un pastor, al que de apodo llamaban el Rey, el cual tenía dos hijos, un niño, Ángel de tres añitos, y una niña, Felicidad, con un añito y medio, cuando su mujer murió por la peste. (La que llamaron peste Española)

Este pastor como no podía cuidar a sus hijos, por tener que estar siempre en la montaña con las cabras, tuvo que casarse enseguida con una moza del pueblo, para que pudiera cuidar a sus hijos,

Estos niños, Ángel y Felicidad, nunca pudieron ir a la escuela, pues tenían que cuidar a otros hermanos que habían ido naciendo, del segundo matrimonio de su padre.

Cuando los niños tenían diez y doce años, su madrastra los mandaba al monte a llevarle comida a su padre, ya que ella no podía ir por tener que quedarse cuidando a sus otros hijos;

Un día, les mando que le llevaran una hogaza de pan, y medio queso, para que tuviera para unos días, ya que iban solamente una vez a la semana, y para ellos, les dio un trozo de pan y queso para que tuvieran para comer todo el día, pues tenían que ir caminando más de siete kilómetros, hasta una sierra que llaman (sierra del castillo) en la que hay unas ruinas que dicen, era el castillo de la reina mora. Y un viejo cementerio con lapidas escritas y numeradas.

Para llegar hasta allí, tenían que cruzar el río por encima del puente, que a pesar de tener un muro, en algunos trozos estaba roto, y la niña se tapaba los oídos para no oír el ruido de la corriente, y pasaba agachada para no verlo.

Ya llevaban caminando más de dos horas, y se sentaron a descansar a la orilla del camino en un “canchal” (piedra grande de roca) Felicidad se encargaba de llevar la comida de ellos dos, ya que Ángel llevaba la de su padre.

Ángel tenía hambre, y le pidió a su hermana que le diera un poco del pan que llevaban, pero Felicidad, a pesar de ser más pequeña, era muy responsable, y sabía que tenía que durarle para todo el día. Así que le dio un trocito, y ella comió otro igual.

Ángel, le pedía más, diciendo que se podían comer lo que llevaban, y después ya buscarían Chupanos entre las jaras, pero no pudo convencer a su hermana, pues esta sabía que no era tiempo de los chupanos. (algo comestible que por abril, sale en el tronco de las jaras).

La niña iba cantando, pues a pesar de no saber leer, se sabía todas las canciones que iban cantando los titiriteros por el pueblo, y había una en especial que a ella le quedó grabada,

Cuando se muere una madre/ se debería llevar a los hijos por delante/…

Ella siempre decía, ¿Por qué me pusieron Felicidad? tan “desgraciaita” que soy, por no tener madre…

Continuará...