Ya he dicho en otras ocasiones que hay días en que...

Ya he dicho en otras ocasiones que hay días en que uno no sabe sobre que escribir, ya que el número de noticias esperpénticas y de una gravedad extrema es nutrido. Precisamente la semana que vivimos está siendo un verdadero generador de este tipo de noticias, en las que se demuestra que en este país no cabe un sinvergüenza mas, sobre todo en lo que a cargos políticos se refiere.

Según denunciaba en EsRadio el Presidente del área de prisiones del sindicato CSI-CSIF, Juan Escamilla, la última iniciativa de la Consejería de Justicia del Gobierno catalán consiste en pagar los tatuajes a los presos.

Si, ya sé que parece una noticia más típica del periódico “La trola” que tanto juego daba en Mortadelo y Filemón, pero desgraciadamente estoy hablando totalmente en serio, y esto sucede en un país con más de 5 millones de parados reales, en donde las familias pasan hambre, y donde los pequeños empresarios se ven abocados al cierre ante la subida de impuestos, la falta de ventas, y el completo desprecio del Gobierno.

La excusa que de este despropósito ha dado el gobierno autonómico a Juan escamilla, es que con esta medida se previenen los riesgos del contagio por VIH y la hepatitis, aunque no le han querido facilitar cuanto va a costar esta medida a los ciudadanos que fríen a impuestos y subidas.

Me imagino que a partir de ahora y para que tal medida tenga éxito, tendremos que financiar las jeringuillas con las que los reclusos se drogan en nuestras cárceles, también habrá que proporcionarle las drogas, y evidentemente controlar que sus relaciones sexuales en los bis a bis no sean de riesgo. Digo esto porque sería un gasto absurdo el invertido en los tatuajes, si luego contraen el sida al compartir jeringuillas, en el polvete semanal, o si la palman con droga que esté adulterada.

Mientras, los demás tendremos que seguir pagando impuestos para mantener a cuerpo de rey a la gentuza que está en la cárcel, y por supuesto a la que está fuera de ella apoltronada en un cargo, y una vez más nos veremos obligados a pedir un crédito para por ejemplo realizar una ortodoncia a nuestro hijo o cualquier otro imprevisto que surja, ya que eso sí que debe ser un grave delito que no merece la atención de esta casta política.

Soy de los que no entiende como este país no estalla, como con las cosas tan graves que suceden la gente sigue callada, comportamiento que me recuerda al adoptado por los corderos, que acuden en silencio, sumisos y quietos hacia su inevitable final, con la diferencia de que los españoles serán los únicos responsables del negro final que nos espera por varias generaciones.

Hay que ver, que cosas se leen por esos foros de Dios; el caso es, que suelen ser verdad. ¡Deprimente! si señor.