LA FAMILIA...

LA FAMILIA
Es la familia, sin lugar a dudas, la base fundamental de nuestra sociedad. Esto es lo que yo pienso y que lo voy a tratar de fundamentar con un repaso de evolución de la familia en esta sociedad nuestra, en un periodo de cien años. Vamos a examinar la evolución generacional y vamos a ver los cambios establecidos en este tiempo en la familia.
Hace un siglo en nuestro entorno la familia era totalmente patriarcal. Era el padre que ostentaba todo el poder dentro de la misma, había que hablarle de Vd. y la madre era el motor de todo el funcionamiento de la casa sin otra recompensa que la atención del marido, en el aspecto sexual, cuando a este le interesaba, y el orgullo de criar, educar, alimentar, limpiar a sus hijos, a su casa y a veces hasta el abuelo que también vivía allí. Sin lavadora, sin frigorífico, sin electricidad y sin agua corriente. Ese era el panorama de mi abuela a principios de siglo.
Después, años 1940,, mi padre ya no se saludaba con un Vd,. mi madre había mejorado en algunas cosas su situación familiar, tenía luz, tenía agua, tenía televisión y frigorífico, era un poco más respetada por su marido pero dentro del hogar todo seguía igual, mucho trabajo, mucho sacrificio y mucha dedicación. Y ella también tenía un abuelo en casa.
Pasamos a mi casa, a mi familia, años 1970. Yo pasé de ser autoritario a padrazo, mi Sra. siempre fue respetada, querida y mimada, por mi, salíamos, entrábamos, viajábamos y convivíamos en una absoluta y placentera complicidad, aunque eso sí la labor de la casa seguía siendo en su totalidad de la mujer aunque con lavadora, frigorífico, televisión, cocina de gas o eléctrica y más comodidad en todos los sentidos.
Ahora llegamos a los años 2000. en casa de mis hijos, donde ya trabaja la pareja fuera del hogar, cosa que en los anteriores ejemplos no existía, ellos comparten todo lo del hogar, todo lo de los niños, su educación, su cuidado, la casa su limpieza, su cocina, y la mujer ha adquirido, cosa que es loable y justa, una igualdad total con el hombre dentro de la familia y dentro de su hogar.
Pero hay algunas cosas ahora que a mi no me cuadran. El progreso y la evolución junto con la hipoteca, se han llevado para siempre el calor de hogar, en calor de la familia de los padre, de los hijos, de los nietos. Ya dificilmente se ven porque están muy alejados y separados por las necesidades del trabajo, los niños apenas con meses ya están en guarderías, los ancianos ya no pueden estar en casa de los hijos, en los hogares no huele a comida casera y las abuelas ya no pueden hacer palomitas a su nietos en la lumbre o hacer los domingos aquel arroz caldoso, que también le salía, para que todos sus hijos y nietos lo disfrutaran juntos.
Y lo más doloroso y lamentable, la situación que por desgracia sufran tantas familias en toda España, la pérdida de ese trabajo, de uno o de los dos cónyuges, la desesperación de no poder hacer frente a los compromisos adquiridos, y lo que es peor, la de no poder sacar a sus hijos adelante.
Yo que quieren que les diga, aceptando plenamente que la mujer haya obtenido el mismo trato que el hombre, en la familia y en la sociedad, que es lo justo, volvería atrás unos 50 años cuando en casa de mis padres nos reuníamos toda la familia, mi hermana, mis sobrinos, mis hijos y nosotros a comer una pipirrana en la terraza, en el verano, porque aquello si que era una familia.