La trinchera....

La trinchera.

La paradoja de los Presupuestos consiste en que PNV y Gobierno construyen una barricada contra Cs... con Cs dentro.

Ignacio Camacho.

Actualizado:

24/04/2018 09:09h.

Con la oposición aplicada a una larga precampaña de año y medio –elecciones andaluzas, quizá catalanas, municipales, autonómicas, europeas… y luego ya veremos–, Rajoy se está construyendo una barricada con la ley de Presupuestos. Quizá la única que puede aprobar en lo que queda de este mandato bajo asedio. A su objetivo de estabilidad económica, que ha sido, es y será la prioridad casi exclusiva de este Gobierno, se une la necesidad de ganar tiempo para enfriar la temperatura política a ver si las expectativas de Ciudadanos frenan solas su ascenso. Todos los demás asuntos le parecen ahora subalternos. ¿Cataluña? Primero los presupuestos. ¿Cifuentes? Importan más los Presupuestos. ¿Candidatos? Después de los Presupuestos. Con un mandato en minoría absoluta, sólo tiene posibilidades de éxito en el terreno donde puede manejar el instrumento clave para ganar voluntades: el dinero.

Esta semana, en la votación de enmiendas a la totalidad, sorteará el primer escollo clave del proceso. Después le queda el ajuste fino con el PNV, el último retoque del arreglo. El nacionalismo vasco ha encontrado el argumentario que necesita para dar su visto bueno: si los soberanistas catalanes provocan nuevas elecciones por su propia incapacidad de acuerdo, la persistencia del artículo 155 será a partir de mayo un problema exclusivo de ellos. Urkullu está dispuesto a mediar, pero sin pillarse los dedos. Al lendakari le preocupa que el desvarío de Puigdemont engorde aún más a Rivera y desea aprovechar este momento en que la debilidad del marianismo ofrece buenas oportunidades de rédito. Si no se le va la mano exigiendo la Seguridad Social y el acercamiento de presos –que aunque se produzca nunca será reconocido como parte de ningún convenio–, puede lograr con el PP una curiosa carambola a tres bandas: una coalición de conveniencia contra Cs… con Cs dentro.

Porque al final, lo que acerca al Gobierno y al PNV es su desconfianza común contra el partido de moda. De ahí que la mayor dificultad de la operación consista en evitar que Rivera se salga del pacto presupuestario, que ya tiene cerrado, con algún pretexto de última hora. Puede ser una petición excesiva de los vascos, la tozudez marianista con Cifuentes, una imputación imprevista, cualquier cosa. En el fondo, el delicado equilibrio del trato en ciernes depende de que el líder de Cs no se impaciente con su propio estado de forma y precipite con el pulgar hacia abajo el final de esta legislatura agónica. Mientras entienda que le quedan espacio y tiempo para crecer, Rajoy tendrá un mínimo margen de maniobra.

Y a día de hoy, parece considerar que le conviene la espera. Mostrar responsabilidad de Estado y asentar su proyecto con cierta paciencia. Aunque un rival como el presidente, experto en mecanismos de autodefensa, siempre resulte complicado de desalojar cuando logra fortificarse en una trinchera.

Ignacio Camacho.

Articulista de Opinión.