ESCRITO EN EL AIRE....

ESCRITO EN EL AIRE.

Alarma con cizaña.

¿Qué pasa si Madrid no impide salir de sus límites y Castilla y León no permite entrar en los suyos? El conflicto se sirve frío.

Juan Pablo Colmenarejo.

Actualizado: 26/10/2020 10:17h.

La resignación con la que se acepta, otra vez, la excepción constitucional de la alarma demuestra que la «nueva normalidad» de Sánchez no era solo un juego de palabras. Lo normal ya no es lo habitual, sino lo anómalo. El presidente del Gobierno recrea la realidad mientras se camufla entre sintagmas. No hay un toque de queda, sino «una restricción de movilidad nocturna», a la carta, para que el nacionalismo, vasco y catalán, no se ofenda y los ciudadanos se sientan protegidos por su persona. La alarma es una tecla aparte que debería haberse evitado con una reforma de la legislación sanitaria, pero la iniciativa del PP ni se contempla. Ya sabe Casado que ahora le toca confrontar con Sánchez, como si no existiera Vox, después de haber chocado con Abascal, aparcando media hora a Sánchez, en una maniobra tan audaz como arriesgada.
El nuevo decreto de alarma incluye una medida dosis de cizaña. Levanta fronteras interiores en la España a 17, abre brecha en el PP aprovechando que cada autonomía hace de su capa un sayo y por supuesto, no se olvida de sembrar en Madrid, donde hay una cuenta pendiente. Si Díaz Ayuso no cierra la Comunidad de Madrid y su vicepresidente de Ciudadanos mantiene el criterio contrario, como viene ocurriendo desde que Sánchez visitó la Puerta del Sol, la nueva alarma se convertirá en un pretexto para descongelar una moción de censura que está metida en hielo. ¿Qué pasa si Madrid no impide salir de sus límites y Castilla y León no permite entrar en los suyos? El conflicto se sirve frío. La decisión de Sánchez no solo disemina la discordia, sino que tira la llave al pozo. Como si no fuera con su persona.

Sánchez quiere seis meses de candado sin someterse al desgaste de una votación quincenal, como en la anterior alarma. De eso sí que salió escarmentado. Ni «hemos vencido al virus» ni «salimos más fuertes», y tampoco «España puede». Sánchez ahora pide «moral de victoria». Otra frase para el mármol. Quién dijo miedo. Hace diez días el señor Simón, portavoz sin tino, anunció la buena nueva de «la estabilización» de la dichosa curva. Si descarta un par de veces más el confinamiento domiciliario habrá que darlo por hecho.

Juan Pablo Colmenarejo.

Articulista de Opinión.