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OPINIÓN:

«Sexo, mentiras y cintas de vídeo»: pánico en Ferraz.

OKDIARIO. ACTUALIZADO: 07/03/2023 09:16.

Que el caso Mediador, la trama corrupta liderada por el ex diputado socialista Juan Bernardo Fuentes Curbelo, ha puesto de los nervios al PSOE, lo demuestra el hecho de que el partido ha encargado a un grupo de empleados detectar cualquier cargo socialista que puede verse afectado en el asunto. Ya se habrían identificado a siete personas -entre el Senado, el Congreso de los Diputados, el Cabildo de Tenerife y varios ayuntamientos tinerfeños- directamente implicadas. A todas ellas, la dirección de Pedro Sánchez les ha ofrecido cesar o querellarse. Y aunque todos han optado por la segunda opción, para ganar tiempo, sólo es cuestión de esperar -en algunos casos- a que aparezcan pruebas gráficas para presentar su renuncia.

Y es que en Ferraz son conscientes de que la credibilidad del partido corre serio peligro de derrumbarse por completo si los que ahora aseguran que no trataron nunca con el Tito Berni aparecen en cualquier imagen comprometida. Porque en la sede socialista se da por hecho que esto no ha hecho más que empezar y que cada fotografía nueva puede ser una bomba de racimo política.

Ferraz rastrea todo documento, para garantizar que no hay ninguna imagen que impida a los altos cargos, cuyos nombres aparecen de una u otra forma en el sumario, seguir con su versión de que no tuvieron nada que ver. Pero eso presenta un pequeño inconveniente: que las filtraciones que vengan -que vendrán- retrate al partido y que los que ahora niegan en redondo queden dibujados, amén de como unos desalmados políticos sin escrúpulos, como unos auténticos mentirosos. Fuentes socialistas reconocen que hay altos cargos del partido «muy pringados» y que su único futuro sería la expulsión de militancia y la renuncia al cargo. Pero la dirección del partido está atada de pies y manos en tanto no aparezcan pruebas, por lo que algunos de ellos volverán a ser candidatos en las elecciones autonómicas y municipales del próximo 28 de mayo. En suma: que al PSOE no le llega la camisa al cuello. Y es que a estas alturas creer en la palabra de algunos de los implicados es un ejercicio de alto riesgo.