No es justo que critiquemos constantemente a Zapatero....

No es justo que critiquemos constantemente a Zapatero. Hay que reconocer que no sólo proporciona disgustos sino que también hace reir a los españoles. Además de poner en peligro la unidad, de crispar, de negociar desde la debilidad con ETA y de contribuir a la degradación de la democracia, ZP es también protagonista de muchos chistes en España y en otros países. Ahí va uno.

A la cena de celebración del cumpleaños de S. M. el Rey asistieron personalidades de la realeza, la política, la nobleza... Estando los invitados sentados a la mesa, deslumbrados por tanto lujo, Sonsoles le dijo a su marido:

- ¡Ay, José Luis, mira qué cubiertos más monos! ¡De oro puro y con brillantes y esmeraldas incrustados! ¡Anda, "porfa", cógeme uno de recuerdo! Yo tengo que tener uno de esos para casa...

-Pero, Sonsoles, por favor...

- ¡Ni por favor ni leches! Tú me coges un cubierto ahora mismo...

-Bueno, bueno, no te pongas así.

Así que el presidente, disimuladamente, cogió un cuchillo y se lo guardó en la chaqueta. Justo enfrente del matrimonio Zapatero se encontraban Mariano Rajoy y su esposa, que vieron la faena. Ella le dijo a su marido:

- ¡Anda, Mariano, cariño, cógeme tú uno a mí!

-Pero, ¡por el amor de Dios!, ¿cómo voy a hacer eso?

- ¡Tú también! Y no me discutas...

-Bueno, lo que tú digas.

Así que, con el mismo disimulo que Zapatero, Rajoy se dispuso a coger el cuchillo, pero su mano tonta, en la que tiene el tembleque, le traicionó, con la mala suerte que el cuchillo golpeó varias veces una copa. "Clin, clin, clin, clin, clin". Se hizo el silencio y, sonrojado y sin saber qué hacer, se levantó y, para salir del paso, alzó su copa y dijo:

- ¡Brindemos por su Majestad el Rey Don Juan Carlos, por que cumpla muchos más! ¡Felicidades, Majestad!

Todos brindaron y Rajoy se sentó, aliviado.

-De verdad, Mariano, ¡qué torpe eres! Pero yo no me quedo sin mi cuchillo, así que ya lo puedes ir cogiendo.

-Pero, cariño, ya ves que no puedo. Déjalo estar.

- ¡Que no, que no y que no...! ¡Que la Sonsoles tiene su cuchillo y yo también quiero uno!

-De verdad que mira que te pones pesadita... En fin, la verdad es que el cubierto es valioso.

Así que de nuevo se dispuso a coger el cuchillo, pero nuevamente su mano le traicionó y volvió a golpear la copa. "Clin, clin, clin, clin, clin". Una vez más se hizo un silencio sepulcral, por lo que Rajoy tuvo que ponerse de nuevo en pie y dijo:

- ¡Un brindis por su Majestad la Reina Doña Sofía, por ser tan buena anfitriona y estar tan guapa! ¡Sofía, guapa!

Todos brindaron y él se sintió de nuevo aliviado.

- ¡Eres un inútil! ¡No eres capaz de coger para mí un miserable cuchillo!

-Pero es que...

- ¡Ni es que ni nada! ¡Quiero mi cuchillo y lo quiero ahora!

-Pero no puede ser, ya ves que mi temblorosa mano no me lo permite...

- ¿Que no te lo permite? Pues ya te lo puede ir permitiendo, porque como no me consigas el cuchillo ahora mismo, te monto el espectáculo aquí, delante de todo el mundo.

-Pero no seas así...

- ¡Ni así ni nada! ¡Ya me lo puedes ir cogiendo! Y no metas la pata, o suelto delante de todo el mundo que me divorcio de ti.

Así que Mariano, ante la furia de su mujer, decidió volver a intentar coger de nuevo el cuchillo, pero... "clin, clin, clin, clin, clin." Se hizo de nuevo un silencio total, sudores fríos recorrían su frente. Se puso en pie y, viendo la cara de furia de su mujer, dijo:

-Permítanme que les haga un truco de magia. ¿Ven este cuchillo que tengo en mi mano? Pues lo voy a hacer desaparecer. Lo introduzco en mi chaqueta, doy unos pases mágicos, "flus, flis, flas", y... ¡Zapatero, mírate en el bolsillo de tu chaqueta!