IÑAKI GABILONDO-HOY POR HOY...

IÑAKI GABILONDO-HOY POR HOY
MADRID

Esta debería ser la semana en la que los principales partidos nacionales se reencontraran como partidos de Estado. El bipartidismo se fue, sí, pero si no deciden suicidarse, el PSOE y el PP están llamados a continuar siendo las formaciones políticas en torno a las cuales se van a ir vertebrando los gobiernos y las oposiciones en los próximos años. Esto no es solamente una circunstancia superviviente de su mutuo pasado hegemónico, no, responde a una realidad sociológica atenuada, pero aún vigente, a pesar de la fragmentación de la sociedad y del Parlamento.

Y me sorprende que este hecho no esté pesando en un momento tan dramático del país, sin necesidad de llegar a la gran coalición, sin alterar sus alianzas, sin rebajar la dureza de su disputa ni sus intereses antagónicos, es incomprensible que no estén entendiendo el especialísimo peso de su responsabilidad y el efecto funesto de su hostilidad, una hostilidad que llega a ser bochornosa. Se unieron para defender juntos al emérito y no están siendo capaces de hacerlo para proteger la salud de los ciudadanos ni el buen nombre del país. Al contrario. Uno de ellos, el PP, abandera en Europa cuantas causas puedan erosionar la imagen del Estado.

Esta semana, como digo, debería reordenar algunas mentes. La moción de censura promovida por Vox, que se inicia el jueves, apunta a Sánchez, también a Casado, también al Estado de las autonomías. Esto debería, a mi juicio, acercar algunas posiciones o al menos, detener el proceso de continuas fracturas. Por ejemplo, el mecanismo para la elección de vocales del Consejo General del Poder Judicial. El Gobierno se inventó una argucia legal para acabar con el descarado bloqueo de los populares, pero el propio Gobierno sabe que la artimaña no es una solución, ni mucho menos, una solución estable. Lo malo es que sólo tendría por venir una fórmula pactada y eso, a día de hoy, resulta inimaginable. Sin embargo, en algún momento tendrá que acabar este enrocamiento disparatado que no se detiene ni ante lo que desacredita a todos y al propio Estado. España es, hoy por hoy un universo Kafka, ¿Podrá sacarnos de este estado la moción de censura de Vox?.