Me he permitido dar una respuesta amplia. Creo que...

Me he permitido dar una respuesta amplia. Creo que este foro debe mantener altura y evitar caer en el permanente peligro de las afirmaciones basadas en lo que se oye por la calle, o lo que dicen ciertos medios. Por lo que tú mismo expones, no existe tal secretismo. Más bien se airean bien todos los casos con pelos y señales y, cuando se puede, se añaden a los casos reales los que son sospechosos para que vayan todos en el mismo saco y hagan opinión.
Sí que es cierto que en tiempos pasados hubo mucho ocultamiento, por la falsa pretensión de evitar escándalos. Pero precisamente fue el cardenal Ratzinger, en tiempo de Juan Pablo II, quien se tomó personalmente el caso para hacer investigación a fondo de las acusaciones que le llegaban, muchas de las cuales eran auténticas, y muchísimas eran falsas. Recordemos el famoso comentario que hizo en el viacrucis del Coliseo donde Ratzinger afirmó que había mucha corrupción en la Iglesia (Se refería a estos casos, que todavía no se habían destapado).
Sabrás que el caso de Marcial Maciel, nunca fue creído en Roma y se consideraban calumnias persecutorias, por la gravedad de las denuncias, hasta que Ratzinger quiso tomarlo seriamente por su cuenta e investigarlo a fondo con testimonios directos. Se sabe que Juan Pablo II llamó a M. Maciel y le obligó a jurar por Dios si era o no inocente. Este tristísimo caso se siguió investigando no sólo durante la vida del Maciel, sino después de su muerte, y no sólo lo que afectaba a su persona, sino todo lo que podía afectar a la institución que él había fundado. Y no sólo eso, sino que obligó a la Orden a ponerse bajo la autoridad de unos instructores, cesando en el cargo a todo su gobierno supremo. No porque estuvieran implicados, sino porque querían investigar seriamente si lo estaba alguno y hubiera ramificaciones.
El papa Ratzinger –ya Benedicto XVI- ha dado orden de que cuando se conozca algún caso, se le denuncie a la justicia civil. Ha dado unas normas muy estrictas y severas al respecto que afectan a todo el clero, especialmente para el periodo de formación de los sacerdotes y religiosos.
Ciertamente es una materia gravísima que la Iglesia ha debido (y debe aún) afrontar como se merece, y como parece ser que está afrontando, al menos según el criterio de justicia y de misericordia, especialmente con las víctimas.
Dicho esto, quiero hacer algunas precisiones:
- Se ha dado, por una parte importante de la prensa, un tratamiento sensacionalista, unido a un componente de ataque a la Iglesia. Siendo, como son, muchos y gravísimos los casos, están en menos de un 3% del clero y religiosos. Más aún si consideramos que muchos de los casos aireados son de hace más de 30 años, cuando ya han desaparecido los causantes del crimen. Esto no disminuye en nada la gravedad, pero sí el porcentaje, de modo que si tenemos en cuenta el clero mundial (porque toda la información que se ofrece es a nivel mundial) de los últimos 30 años, tenemos que concluir que el tanto por ciento es muy inferior.
- Se conocen muchos casos de acusaciones falsas, concretamente en Estados Unidos, donde intereses económicos o otros, han levantado calumnias, para beneficiarse de indemnizaciones, que luego han sido reconocidas como tales por los denunciantes. La prensa no ha rectificado su información, sino que ese dato se ha pasado por alto y se ha dado por concluido, sin restituir la fama quitada.
- Admito, por lógica humana, que no se habrán descubierto todos los casos, sino que habrá más, y acaso muchos más, que quedan ocultos, al menos por el momento. Incluso que alguien siga aún la táctica antigua de ocultar casos conocidos. Pero no tenemos derecho a disparar afirmaciones basadas en sospechas y afirmar, como se ha hecho, que “todos los curas son iguales”, que “en los seminarios se ejerce la pederastia”, etc. Esto no es serio, y menos tratándose de una materia en la que hay que ser muy respetuosos y cautos. Ha habido voces no católicas que han salido en defensa de la Iglesia y publicado informes de solvencia, precisamente en Estados Unidos, donde se ha creado una asociación en defensa de los injustamente acusados. Si el % conocido no llega al 3%, podemos pensar en duplicarlo o triplicarlo (mera hipótesis de trabajo), pero no tenemos derecho a dispararlo con cifras que tenemos en nuestra imaginación basados más en aversión a la Iglesia que en datos fehacientes.
- Alguna vez se ha querido hacer una defensa de la Iglesia atacando a los medios que publican las informaciones, y ha sido precisamente Benedicto XVI quien ha salido al paso de esa equivocada defensa diciendo que la prensa no hace mal al informar, puesto que es su obligación; que el mal es el pecado de pederastia que se ha cometido contra víctimas inocentes e indefensas ocasionando con ello graves males y perjudicando a la Iglesia.
- Finalmente, están publicados informes de algunos países (USA y Alemania, al menos) donde se asegura que el problema más grave de casos de abusos está dentro del ámbito familiar, y después en centros docentes y hospitales. Sin embargo, como de eso no se publica normalmente nada o casi nada, se saca la impresión de que quien ejerce estas prácticas son los eclesiásticos. Esto luego se aprovecha para hablar contra el celibato, como si fuera la causa de estos males, como si donde no hay celibato no se conociesen casos de pederastia.
Este tema, como todos los que se prestan al morbo, merecen entre la gente seria un tratamiento serio.