EL DIA 2 DE MAYO DEL 1808 EN MADRID...

EL DIA 2 DE MAYO DEL 1808 EN MADRID
1º Parte
Era lunes 2 de mayo del 1808 y hacía más de de un mes y medio que Madrid estaba invadido por las tropas francesas dirigidas por el mariscal Joaquín Murat.
La presencia francesa en España estaba justificada al principio, por ser propia de una operación de paso hacia Portugal, pero al comprobar la población que los franceses tomaron el control militar de las plazas como Barcelona y Pamplona, se empezó a sospechar que los planes de Napoleón eran otros.
Posteriormente Napoleón ordeno al rey Fernando VII a que vaya a entrevistarse con él a Bayona, donde lo mantenía retenido allí y ordenó trasladar a Francia el resto de la familia real española.
En Madrid y en toda España se palpaba un vacío de poder, bajo la débil autoridad de una Junta de Gobierno, presidida por el Infante D. Antonio de Borbón, tío del rey y que era una marioneta a manos de Murat.
Éste llevaba varios días presionando a la Junta de Gobierno para que aceptase el traslado de los últimos miembros de la familia real.
Finalmente la Junta claudicó y ordenó la marcha de los dos últimos infantes, Dª María Luisa de Borbón, reina viuda de Etruria, persona no querida por el pueblo y el Infante Francisco de Paula, el menor de los hijos de Carlos IV, persona que gozaba de la simpatía del pueblo.
Fue la chispa que produjo un estallido general, cuando una muchedumbre formada por 60 personas, entró en el palacio para impedir su traslado.
Esta multitud estaba dirigida por José Blas Molina, de oficio cerrajero real que era partidario de Fernando VII y conocía muy bien las dependencias de palacio y esta gente logró acercarse al lugar donde estaba el mismo Francisco de Paula.
El Infante les prometió que si salían de sus dependencias aparecería en el balcón de palacio.
Esta noticia había comenzado a difundirse por las calles y cuando el Infante Francisco de Paula se asomo al balcón, la multitud había aumentado considerablemente.
El mariscal Murat que estaba alojado en el cercano palacio Grimaldi, ordenó a su ayudante August Lagrange que se acercase a palacio para informarle que estaba sucediendo.
Llegaron tropas francesas que se acercaron al lugar de los hechos y la fuerza francesa formada de un centenar de soldados, apoyados por dos tiros de cañones, a los que se sumaron un contingente de granaderos que se sumó como refuerzo.
Murat ordenó el disolver esa concentración por la fuerza y así lo hicieron.
En un instante las armas francesas cayeron sobre la masa de personas que estaban vociferando y que sus únicas armas eran sus navajas y sus manos y cayeron en la plaza de palacio las primeras víctimas y heridos de este fatídico día.
Era las 9 de la mañana y la noticia se difundió como un reguero de pólvora por las callejuelas próximas y una sed de venganza se convirtió en un clamor unánime de una salvaje persecución contra el francés.
A las 10 de la mañana la ciudad se entregó a la violencia y la Puerta del Sol fue la protagonista del escenario de choques entre españoles y franceses.
Murat decidió enviar allí a sus mejores tropas y mamelucos, coraceros, dragones, lanceros polacos y cazadores de la guardia imperial fueron los protagonistas frente a los patriotas de la batalla que disputaban ambas fuerzas y que inmortalizaría nuestro pintor Francisco de Goya es su obra: “La carga de los mamelucos” testimonio veraz de la gesta heroica de valentía y coraje del pueblo de Madrid ante la invasión extranjera.
Otro gran escenario de esta jornada de lucha del pueblo de Madrid contra los franceses fue el parque de artillería de Monteleón, situado hacia el norte de la ciudad.
Unos días antes de este acontecimiento, la Junta de Gobierno había tomado medidas para limitar la munición de los soldados españoles por el temor a que los militares participaran en cualquier algarada.
Pero a pesar de estas órdenes, un grupo de artilleros entre lo que se encontraba Luis Daoiz y Pedro Velarde, quienes habían determinado un plan para levantar la ciudad con el reparto de armas y captación de voluntarios, prestos para la lucha.
El capitán Velarde cometió el error de comunicar al ministro de Guerra Gonzalo O´Farril su plan de alzamiento contra franceses y esté para evitar el riesgo de tumultos, hizo instalar retenes franceses en los principales depósitos de armas de la ciudad, como ocurrió en el parque de artillería de Monteleón.
El pueblo cegado de sed de venganza acudió los cuarteles a solicitar armas y se encontró con la pasividad de las tropas españolas, que la mayoría cumplía las órdenes del gobierno, cerrando las puertas de acceso.
Viendo lo que estaba sucediendo, el capitán Pedro Velarde se dirigió al parque de artillería de Monteleón acompañado de un grupo de soldados y parte del paisanaje, consiguiendo a las diez de la mañana poder entrar en el cuartel.
El capitán francés que estaba al mando al desconocer lo que está pasando en la ciudad y por la actitud del capitán Velarde y el nerviosismo de las tropas francesas allí presentes, consiguió que se rindieran.
Al mando del destacamento español se encontraba el capitán Luis Daoiz, auxiliando por el teniente Jacinto Ruiz, quien tras unos momentos de vacilación se dejó convencer del capitán Velarde y se unió a la lucha.
Entonces Daoiz ordenó abrir el portal del parque e hizo distribuir armas a los insurgentes que se había habían congregado en ese lugar.
Inmediatamente se apostaron en distintos lugares del cuartel, esperando la próxima llegada de las tropas francesas que iban a irrumpir en este lugar.
Murat abandonó su residencia en el palacio Grimaldi, próximo al Palacio Real y se desplazó a la montaña del Príncipe Pío, situada al oeste de la ciudad.
El mariscal francés veía como sus hombres eran abatidos por las turbas de civiles de más humilde condición y su prestigio conseguido en sus campañas militares por Europa se arruinaba aceleradamente.
No obstante, tenía acantonado a las afueras de la ciudad un ejército de 20.000 hombres y las columnas estaban listas para avanzar hacia el centro de la ciudad donde la caballería abriría el camino y la infantería se encargaría de garantizar las posiciones tomadas.
En un período de tiempo breve, las columnas francesas penetraron en la ciudad y aseguraron las principales comunicaciones y donde se planteó mayor resistencia fue en la puerta de Toledo.

Julio Reyes Rubio