ESCUCHANDO A LA MEMORIA ...

ESCUCHANDO A LA MEMORIA
Aquella tarde del mes de agosto de hace más de 50, años, me encontré con personas que eran aficionadas a la poesía, y quedamos a las nueve de la tarde noche en el Bar Hidalgo, digamos el que fue del Rubio. Allí cogimos dos mesas del salón, y empezamos hablar todos, éramos inmigrantes la mayoría de aquel valle llamado La Seca, aficionados al tema, poético, y empezó la manera más fácil de recitar poemas. Con la poesía de Antonio Machado, la de caminante no hay camino, luego empezó una cantidad de poemas, algunos inéditos a escucharlos, en las voces de aquello paisanos míos, uno de esos hombres tendría sesenta años, pero su corazón latía con fuerza, y daba ese sentimiento que tienen algunas personas cuando su drama en la vida la convirtió en poema. La noche se nos vino encima, éramos personas que cada cual tomo su camino diferente, unos en Bilbao, otros en Madrid y alguno en Alcalá de Henares, pero todos sabíamos de poesía, incluso uno recito poemas en Valladolid en el programa alforjas para la poesía. Aquella noche fue de comer beber y recitar poemas de memoria, como yo hice con la poesía de Gabriel y Galán. La Pedrada, y después. Vientos del Pueblo, del poeta Miguel Hernández. Además de otros poemas menos conocidos, la noche mereció la pena, Hasta el Rubio dueño del local se notaba a gusto, era una forma de decir que vivíamos en nuestro ambiente soñado, parecido al que vivo cada martes en el taller de Literatura del CEPA de Hortaleza. Eso si todos los que allí estábamos unos diez, cada cual recito como sabia y podía sus letras de aficionado, Digamos todos sabíamos esa fabula tan fabulosa del “Cuentan de un sabio que un día tan pobre y misero estaba, que solo se sustentaba de unas hierbas que cogía, habrá otro entre si decía, más triste y pobre que yo, y cuando el rostro volvió hallo la respuesta viendo que iba otro sabio cogiendo las hierbas que el arrojo”. Esa fabula la teníamos todos de memoria en el cerebro, ojalá que muchas personas tomaran nota de ese ejemplo de humildad, y se supieran comportar sin vanidades. Y como dijo León Felipe Camino Galicia. “español pudo más tu envidia que tu honor”. G X Cantalapiedra.