Por César Vidal...

Por César Vidal

“””Aunque durante 1934 Primo de Rivera había afirmado que su movimiento, la Falange Española, no era fascista, tal declaración difícilmente puede verse de otra manera que como un fruto del deseo de no quedar aislado del resto de las derechas españolas poco o nada entusiasmadas con Mussolini y su partido. De hecho, a finales de abril de 1935, José Antonio volvió a viajar a Italia con la finalidad de obtener apoyo para su movimiento.
En Génova le estaba esperando Coselschi, el presidente de los CAUR, que informaría puntualmente de lo tratado al conde Ciano, el yerno de Mussolini. José Antonio estaba dispuesto a conseguir la ayuda de Mussolini. Con él tenía planeado entrevistarse en mayo, según se desprende de un "Pro-Memoria", sin fecha ni firma, dirigido al Jefe del Gobierno y redactado en un impreso del CAUR.
Se señalaba que José Antonio llegaría a Roma el 6 de mayo y que deseaba tener "una conversación reservadísima con S. E. el Jefe del Estado" (ASMAE, Gabinetto, b. 2045). No resulta por ello extraño que José Antonio no vacilara en derramar alabanzas sobre sus posibles financiadores. En una entrevista que aparecería el 25 de mayo de 1935 en "Il lavoro fascista", Primo de Rivera afirmó sin ningún rebozo:

"Contemplamos el fascismo italiano como el acontecimiento histórico más destacado de nuestros tiempos del cual pretendemos extraer los principios y la política que se adapten a nuestro país, por otra parte muy similar a Italia. El Fascismo ha establecido la base universal de todos los movimientos políticos de nuestro tiempo. La idea central del Fascismo, la de la unidad del pueblo en un Estado totalitario, es la misma que la de Falange Española. Nuestra adhesión a los Comités para la Universalidad de Roma es la prueba de estos sentimientos nuestros".

A pesar de que se ha negado repetidamente el carácter fascista de Falange, estas palabras son una pública profesión de fe de José Antonio en uno de los órganos oficiales del régimen fascista señalando al mismo tiempo su adhesión a los Comités para la Universalidad de Roma, una correa de transmisión creada por el Duce para extender su influencia política por otros países. José Antonio no llegó a verse en esa ocasión con Mussolini.
Se le concedió la entrevista pero para una fecha en la que Primo de Rivera ya debía encontrarse de regreso en Madrid. Pese a todo, el joven fascista español no volvió a su patria con las manos vacías ya que Mussolini decidió concederle a partir de ese momento una subvención personal de cincuenta mil liras mensuales.
El pago se realizaría en la embajada italiana en París, seguramente para evitar la filtración del hecho, y lo llevaría a cabo Amedeo Landini, el agregado de prensa. El propio Ciano comunicó al Jefe de Policía, Arturo Bocchini la noticia: "S. E. el jefe del gobierno ha concedido una subvención mensual de 50.000 liras a Primo DE RIVERA. Se ruega por lo tanto a VE que tenga la amabilidad de disponer que la suma sea enviada mensualmente a este Subsecretariado, que se ocupará de entregarla al interesado" (Ciano a Bocchini, 22 de mayo de 1935, ACS, Ministerio de Cultura popular.

José Antonio ocultó incluso a sus más allegados el cobro del dinero. De hecho, la referencia de Sancho Dávila, citada en algún caso, a las repetidas visitas de José Antonio a París no indica que conociera la razón fundamental de las mismas. Esta circunstancia —y, posiblemente el deseo de no empañar la imagen idolatrada del fundador— explica que el dato no aparezca en las biografías de José Antonio escritas por autores falangistas e incluso algunos no falangistas como Stanley G. Payne.
Estos creían equivocadamente que el último contacto de José Antonio con movimientos extranjeros se había producido en 1934. Lo cierto, sin embargo, es que, desde junio de 1935 a enero de 1936, Primo de Rivera recogía personalmente el salario que le había fijado el Duce. En esa fecha los pagos no se interrumpieron pero sí experimentaron una merma del cincuenta por ciento posiblemente ligada a las medidas restrictivas que estaba adoptando el régimen fascista en esos momentos.

Sólo después de conocerse la noticia de su muerte en noviembre de 1936, la embajada italiana en París cursó un mensaje a Italia para saber qué destino debía darse a las mensualidades que José Antonio no había podido cobrar en sus últimos meses. Dijera lo que dijera a sus seguidores y al resto de los españoles, lo cierto es que el origen del dinero recibido para la Falange o para si mismo ponía claramente de manifiesto donde se encontraba el corazón de José Antonio y hacia donde en realidad orientaba su estrategia política. “”””

ESTE DOCUMENTO AFIRMA EL PAPEL QUE TENIAN ASIGNADOS LAS MILICIAS DE PISTOLEROS DE LA FALANGE
Es seguro que el autor de este artículo no es un personaje de mi agrado, y por lo mismo es un documento para hacer reflexionar a algunos que quizas formen parte de sus admiradores!.