Que nadie se llame a engaño. El Gobierno Rajoy no sólo no quita importancia a las movilizaciones sindicales y estudiantiles de los últimos días, sino que da por supuesto que irán a más.
En La Moncloa se trabaja con un escenario nada halagüeño: tendrá que lidiar con un final de año, y arranque del 2013, con la calle 'muy caliente'.
Como explica Carmen Morodo en 'La Razón', este análisis se apoya en varias premisas. Está el hecho de que las reformas, empezando por la del mercado laboral, no tienen marcha atrás.
Y que, por tanto, la variable que no pueden estrictamente controlar, la del momento de la reactivación económica y cuando se nota ya el dique a la destrucción de empleo, determinará en muy buena medida el futuro de la estrategia de la izquierda en la calle.
Hasta el propio Mariano Rajoy ha solemnizado que este año seguirán destruyéndose puestos de trabajo. También tienen en cuenta que 'no tienen margen' -dicen- para echar marcha atrás en las reformas, más bien al contrario, ya que Bruselas es como la gota malaya y no ha rebajado la presión sobre el Ejecutivo en ningún momento desde que Rajoy llegó a La Moncloa.
LA CALLE EN LUGAR DEL PARLAMENTO
La derrota electoral ha sido tan apabullante para el PSOE, que a la inmensa mayoría de sus líderes no se les ocurre otra forma de hacer frente al PP de Rajoy que 'calentar la calle'.
También, hacer presión desde las redes sociales y en los medios de comunicación, pero sobre todo impulsar la protesta ciudadana.
Un claro ejemplo lo da UGT. El sindicato socialista pide a sus delegados jalear protestas en secreto 'discrección'.
Según un documento que reproduce 'La Razón', el sindicato de trabajadores remitió mediante correo electrónico a sus afiliados una carta, con fecha de 16 de febrero de 2012 – tres días antes de las movilizaciones en toda España contra la reforma laboral promovida por el Gobierno de Mariano Rajoy– en la que trata de emprender movilizaciones para atacar al Ejecutivo autonómico como medida de presión contra la reforma laboral.
Entre las actividades que plantea, 'siempre desde la más absoluta discreción', destacan los encierros, las manifestaciones, las acampadas, los paros, la huelga... siempre valorando 'qué acción sería más oportuna'.
En concreto, el texto interno se fija en el área socio sanitaria y de la dependencia, que califica de 'insostenible' debido a los impagos.
EL CÓCTEL ESTUDIANTES-SINDICATOS
Más de 300 estudiantes, muchos de ellos menores de edad, volvieron a protagonizar este 20 de febrero de 2012 un duro enfrentamiento con la Policía por las calles de Valencia.
El balance: 25 detenidos, cinco de ellos menores, y 13 heridos de carácter leve, de los que 11 son policías. Ayer fue el tercer día de protestas, que comenzaron el jueves, y en total se ha detenido a 42 personas.
Éstas son las cifras que maneja la Policía Nacional. El jefe superior de la Comunitat Valenciana, Antonio Moreno, insistió en que los agentes tuvieron que recurrir a la fuerza ante la agresividad de los manifestantes, quienes abandonaron la concentración organizada en el Instituto de Educación Secundaria Luis Vives, situado muy cerca a la plaza del Ayuntamiento.
Moreno dijo que comenzaron a disgregarse y, encapuchados, comenzaron a arrojar objetos que cogían de los contenedores. Remarcó que la obligación de la Policía es mantener la legalidad y que intentó por todos los medios mantener la paz, pero «había intereses en agravar el conflicto».
Reconoció que en los acontecimientos de ayer se produjo una respuesta más contundente por parte de las fuerzas del orden, debido al «plus de agresividad» de los manifestantes. Moreno no quiso desvelar con cuántos efectivos está trabajando la Policía, ya que sería dar pistas «al enemigo».
Durante más de tres horas, las inmediaciones de la plaza del Ayuntamiento valenciano fueron escenario de numerosas cargas policiales, enfrentamientos entre estudiantes y policías y constantes cortes de tráfico, que obligaron incluso a modificar las rutas de los autobuses públicos.
Los agentes intentaron evitar que los jóvenes se concentraran de manera ilegal, ya que no habían pedido permiso a las autoridades para marchar por Valencia. Además, algunos de ellos lanzaron unas cuantas piedras, mandarinas y botellas a los agentes, mientras ellos intentaba persuadir a los manifestantes de que se concentraran.
Sin embargo, un agente portavoz se brindó a dialogar con uno de los representantes de los estudiantes. Pasadas las seis, les instó a que dejaran reabrir la circulación del tráfico y que se dispersaran.
Los jóvenes reclamaron la puesta en libertad de los detenidos sin cargos, aunque aseguraron que las protestas se mantendrían y que «iban a seguir quemando las calles».
Llegada la noche, volvieron a instalarse en las calles adyacentes al Instituto Luis Vives. Allí, varios agentes tuvieron que sofocar el fuego que salía de un contenedor, y tras varias carreras, respondieron con bolas de goma a unos manifestantes que decidieron seguir apostados en Valencia.
Al cabo de unas horas, unos 200 jóvenes se concentraban en la Facultad de Historia para organizar asambleas. Todo apunta a que las protestas no han hecho más que empezar.
Por otra parte, la protesta se contagió a otros lugares de la región y de España.
Los estudiantes alicantinos se congregaron en la sede del Gobierno valenciano en la provincia y decenas de jóvenes mostraron su solidaridad en Sol.
EL JEFE DE POLICÍA
«Algunos creen que están en un juego, luego vienen las lamentaciones»
Moreno apeló a la sensibilidad para evitar episodios como el de ayer: «Algunos creen que están en un juego, pero luego vienen las sorpresas y las lamentaciones en forma de sanciones o procesos judiciales». Denunció que cogieron objetos de los contenedores para arrojarlos, «un clásico».
LOS ESTUDIANTES
«Vamos a seguir quemando las calles»
‹ Los jóvenes valencianos pidieron este lunes la dimisión de la delegada del Gobierno en la Comunidad, Paula Sánchez de León. Sin embargo, aseguraron que las protestas no han terminado y «vamos a seguir quemando las calles». ›
En La Moncloa se trabaja con un escenario nada halagüeño: tendrá que lidiar con un final de año, y arranque del 2013, con la calle 'muy caliente'.
Como explica Carmen Morodo en 'La Razón', este análisis se apoya en varias premisas. Está el hecho de que las reformas, empezando por la del mercado laboral, no tienen marcha atrás.
Y que, por tanto, la variable que no pueden estrictamente controlar, la del momento de la reactivación económica y cuando se nota ya el dique a la destrucción de empleo, determinará en muy buena medida el futuro de la estrategia de la izquierda en la calle.
Hasta el propio Mariano Rajoy ha solemnizado que este año seguirán destruyéndose puestos de trabajo. También tienen en cuenta que 'no tienen margen' -dicen- para echar marcha atrás en las reformas, más bien al contrario, ya que Bruselas es como la gota malaya y no ha rebajado la presión sobre el Ejecutivo en ningún momento desde que Rajoy llegó a La Moncloa.
LA CALLE EN LUGAR DEL PARLAMENTO
La derrota electoral ha sido tan apabullante para el PSOE, que a la inmensa mayoría de sus líderes no se les ocurre otra forma de hacer frente al PP de Rajoy que 'calentar la calle'.
También, hacer presión desde las redes sociales y en los medios de comunicación, pero sobre todo impulsar la protesta ciudadana.
Un claro ejemplo lo da UGT. El sindicato socialista pide a sus delegados jalear protestas en secreto 'discrección'.
Según un documento que reproduce 'La Razón', el sindicato de trabajadores remitió mediante correo electrónico a sus afiliados una carta, con fecha de 16 de febrero de 2012 – tres días antes de las movilizaciones en toda España contra la reforma laboral promovida por el Gobierno de Mariano Rajoy– en la que trata de emprender movilizaciones para atacar al Ejecutivo autonómico como medida de presión contra la reforma laboral.
Entre las actividades que plantea, 'siempre desde la más absoluta discreción', destacan los encierros, las manifestaciones, las acampadas, los paros, la huelga... siempre valorando 'qué acción sería más oportuna'.
En concreto, el texto interno se fija en el área socio sanitaria y de la dependencia, que califica de 'insostenible' debido a los impagos.
EL CÓCTEL ESTUDIANTES-SINDICATOS
Más de 300 estudiantes, muchos de ellos menores de edad, volvieron a protagonizar este 20 de febrero de 2012 un duro enfrentamiento con la Policía por las calles de Valencia.
El balance: 25 detenidos, cinco de ellos menores, y 13 heridos de carácter leve, de los que 11 son policías. Ayer fue el tercer día de protestas, que comenzaron el jueves, y en total se ha detenido a 42 personas.
Éstas son las cifras que maneja la Policía Nacional. El jefe superior de la Comunitat Valenciana, Antonio Moreno, insistió en que los agentes tuvieron que recurrir a la fuerza ante la agresividad de los manifestantes, quienes abandonaron la concentración organizada en el Instituto de Educación Secundaria Luis Vives, situado muy cerca a la plaza del Ayuntamiento.
Moreno dijo que comenzaron a disgregarse y, encapuchados, comenzaron a arrojar objetos que cogían de los contenedores. Remarcó que la obligación de la Policía es mantener la legalidad y que intentó por todos los medios mantener la paz, pero «había intereses en agravar el conflicto».
Reconoció que en los acontecimientos de ayer se produjo una respuesta más contundente por parte de las fuerzas del orden, debido al «plus de agresividad» de los manifestantes. Moreno no quiso desvelar con cuántos efectivos está trabajando la Policía, ya que sería dar pistas «al enemigo».
Durante más de tres horas, las inmediaciones de la plaza del Ayuntamiento valenciano fueron escenario de numerosas cargas policiales, enfrentamientos entre estudiantes y policías y constantes cortes de tráfico, que obligaron incluso a modificar las rutas de los autobuses públicos.
Los agentes intentaron evitar que los jóvenes se concentraran de manera ilegal, ya que no habían pedido permiso a las autoridades para marchar por Valencia. Además, algunos de ellos lanzaron unas cuantas piedras, mandarinas y botellas a los agentes, mientras ellos intentaba persuadir a los manifestantes de que se concentraran.
Sin embargo, un agente portavoz se brindó a dialogar con uno de los representantes de los estudiantes. Pasadas las seis, les instó a que dejaran reabrir la circulación del tráfico y que se dispersaran.
Los jóvenes reclamaron la puesta en libertad de los detenidos sin cargos, aunque aseguraron que las protestas se mantendrían y que «iban a seguir quemando las calles».
Llegada la noche, volvieron a instalarse en las calles adyacentes al Instituto Luis Vives. Allí, varios agentes tuvieron que sofocar el fuego que salía de un contenedor, y tras varias carreras, respondieron con bolas de goma a unos manifestantes que decidieron seguir apostados en Valencia.
Al cabo de unas horas, unos 200 jóvenes se concentraban en la Facultad de Historia para organizar asambleas. Todo apunta a que las protestas no han hecho más que empezar.
Por otra parte, la protesta se contagió a otros lugares de la región y de España.
Los estudiantes alicantinos se congregaron en la sede del Gobierno valenciano en la provincia y decenas de jóvenes mostraron su solidaridad en Sol.
EL JEFE DE POLICÍA
«Algunos creen que están en un juego, luego vienen las lamentaciones»
Moreno apeló a la sensibilidad para evitar episodios como el de ayer: «Algunos creen que están en un juego, pero luego vienen las sorpresas y las lamentaciones en forma de sanciones o procesos judiciales». Denunció que cogieron objetos de los contenedores para arrojarlos, «un clásico».
LOS ESTUDIANTES
«Vamos a seguir quemando las calles»
‹ Los jóvenes valencianos pidieron este lunes la dimisión de la delegada del Gobierno en la Comunidad, Paula Sánchez de León. Sin embargo, aseguraron que las protestas no han terminado y «vamos a seguir quemando las calles». ›