Feijóo/Sánchez, Opinión, repasando columnas

Feijóo aplasta a Sánchez en el cara a cara más desigual de la democracia.

OKDIARIO.

ACTUALIZADO: 11/07/2023.

Pocas veces un cara a cara entre dos candidatos a la Presidencia del Gobierno ha tenido tan claro vencedor como el librado entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Y es que desde el principio al final, los españoles tuvieron ocasión de comprobar cómo Sánchez y Feijóo se intercambiaron los papeles: el primero parecía el aspirante y el segundo, el presidente del Gobierno. Sánchez no estuvo cómodo en ningún momento y eso se notó en su comportamiento: hiperventilado a veces, las más desconcertado, fue superado en todo momento por un Feijóo que acertó a conjugar serenidad y templanza con firmeza. Fue un intercambio desigual en el que Sánchez desaprovechó una oportunidad crucial para invertir el curso de las encuestas.

Superado en todo momento por el candidato del PP, el líder de los socialistas ofreció la peor imagen de sí mismo frente a un Feijóo que supo colocar sus mensajes al tiempo que contragolpeaba los alocados ataques de su oponente. Y es que el gran mérito de Feijóo fue mostrarse contundente sin perder la compostura, algo que terminó por desquiciar a Pedro Sánchez. Por decirlo de forma clara: Sánchez sucumbió estrepitosamente y Feijóo salió netamente reforzado. Si el presidente empleó el fin de semana en preparar el debate, cabe preguntarse qué habría ocurrido si no lo hubiera hecho, porque lo cierto es que ofreció una imagen de inseguridad y nerviosismo impropia de alguien que aspira a revalidar el Gobierno. Feijóo tuvo ocasión de mostrar su imagen más presidenciable encadenando intervenciones que desarmaron muy pronto a su oponente. El presidente se comportó como un aprendiz ante la figura del máximo dirigente del PP, que ha crecido de forma considerable ante los ojos de millones de españoles. Si Sánchez quería seis debates, visto lo visto ha tenido suerte ahorrándose cinco, porque del primero salió hecho unos zorros. Lo del presidente se resume en el clásico «ir por lana y salir trasquilado»