EDITORIALE-STRIBUNAS....

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Sánchez trató de engañar a Marruecos y salimos trasquilados.

OKDIARIO -ACTUALIZADO: 20/05/2021 06:50.

Con independencia de que Rabat haya vuelto a practicar la extorsión y el chantaje -sus habituales señas de identidad diplomáticas-, lo cierto es que el Gobierno socialcomunista, en contacto con la Presidencia de Argelia y la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), trató de engañar a Marruecos autorizando que el líder del Polisario, Brahim Ghali, entrara en abril en el país con pasaporte diplomático argelino y fuera ingresado en la UCI del Hospital San Pedro, de Logroño, con identidad falsa. Sánchez eligió La Rioja por ser una región «discreta», lo que hacía más difíciles los movimientos del servicio de inteligencia marroquí, y porque, además, está gobernada por el ala más prosaharaui del PSOE. El órgano de prensa del Frente Polisario lo dejaba claro: «La tranquila capital de La Rioja, una pequeña, pero rica región vinícola, no tiene salida al mar y está aislada en el norte de España. Y sobre todo, esta comunidad autónoma está gobernada desde 2019 por la socialista Concha Andreu, del mismo partido del presidente Pedro Sánchez».

Brahim Ghali, de 71 años, llegó a España el pasado 18 de abril en un avión de la Presidencia de Argelia, que aterrizó en la base aérea de Zaragoza. Allí le recogió una ambulancia medicalizada del Servicio Riojano de Salud que le llevó hasta el Hospital San Pedro, de titularidad pública. Ingresó con el nombre falso de Mohamed Benbatouch, según corroboró la Policía. Pero es que hay más: el órgano de prensa del Polisario aseguraba que «La Rioja es, además, una comunidad autónoma amiga de los saharauis. La Sra. Andreu ha demostrado públicamente en el pasado su apoyo a los saharauis al recibir, por ejemplo, a principios de 2020, al delegado del Frente Polisario en esta región».

Estos son los hechos. Una cosa es que Marruecos haya recurrido al chantaje diplomático y otra que la lumbrera que tenemos como presidente del Gobierno intentara engañar al Gobierno de Rabat ocultando la presencia en nuestro país de Ghali, su enemigo número uno. Al final, Ceuta ha pagado los platos rotos. O sea, España.