Tiempo al tiempo.

>>>>>>>>> El PNV, pese a una histórica abstención del 47% que dará mucho de qué hablar y que le ha hecho perder más de 60.000 votos, ha logrado una contundente victoria en las elecciones autonómicas del 12-J al sumar tres escaños y alcanzar los 31. Iñigo Urkullu ve avalada así su gestión de los últimos cuatro años pese a los escándalos de la OPE de Osakidetza, el 'caso de Miguel' o el derrumbe en el vertedero de Zaldibar. Los jeltzales arrasan de nuevo seguidos de EH Bildu, único partido que sube en votos y que registra una fuerte subida de tres escaños gracias al desplome de Elkarrekin Podemos, que se deja 90.000 votos por el camino.

La coalición liderada por Maddalen Iriarte sube de 18 a 22, lo que unido a los 31 escaños del PNV hacen del nuevo Parlamento vasco el más nacionalista en décadas. Hay matices. Por ejemplo, gran parte de la subida de Urkullu se debe a la pérdida de respaldo del PP+Cs, cuyos votantes han visto en el PNV un partido refugio frente a la dupla Sánchez-Iglesias en Madrid. No se trata de un voto nacionalista, sino de un 'voto de orden' de carácter económico.

Podemos pierde 90.000 votos

El tercer lugar ha sido para el PSE de Idioa Mendia, que sube, sí, menos de lo previsto. Pierden los socialistas 10.000 votos, pero pasan de 9 a 10 escaños, lo que les vale para recuperar la hegemonía del espacio de la izquierda no nacionalista. Y es que el batacazo de Elkarrekin Podemos es incontestable. Pierde 90.000 votos y casi la mitad de su representación al pasar de 11 a 6 debido a la fuga de electores hacia la izquierda abertzale.

Un golpe similar, aunque de menor dimensión, sufre la coalición conservadora liderada por Carlos Iturgaiz, que pasa de 9 a sólo 5. En 2016, la suma de ambos, que fueron en solitario, sumaron 129.000 papeletas. Ahora, no han llegado a las 59.000. Tres son los motivos: la abstención, el trasvase de votos al PNV y la irrupción de Vox, que por primera vez entrará en el Parlamento vasco. Lo hará por Álava, tradicional feudo de los populares.

¿Y ahora, qué? Todo lo que no sea la reedición del Gobierno de coalición entre el PNV y el PSE sería una sorpresa que nadie contemple. Ambos partidos suben y ven avalada su gestión de estos últimos cuatro años.>>>>>>>>>>>>>>>>

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