Por lo que se ve estos días, si: Dios existe, al menos "sus alto representante" que paseará gratuitamente y no en un asno, las calles de Madrid. Un negocio para algunos, iguales a los que se montan en otros eventos.
Mientras, en el llamado "cuerno de Africa" y otros muchos lugares, nuestro país incluido... pasa lo que pasa, y hasta se critica que por medio de la ONU se envíe ayuda. Vivir para ver...
A lo que parece la patronal se ha volcado en ayudas y otros particulares: nada que objetar, puesto que el que tiene puede dar. Pero que yo sepa, de cristo se dice y se escribe, que sus amigos son los pobres. ¿es o no así?
Mientras, en el llamado "cuerno de Africa" y otros muchos lugares, nuestro país incluido... pasa lo que pasa, y hasta se critica que por medio de la ONU se envíe ayuda. Vivir para ver...
A lo que parece la patronal se ha volcado en ayudas y otros particulares: nada que objetar, puesto que el que tiene puede dar. Pero que yo sepa, de cristo se dice y se escribe, que sus amigos son los pobres. ¿es o no así?
Hay argumentos recurrentes que son de mínimo valor, pero que tienen mucho de demagogia. Supongo que algunos querrían que el Papa viniera en burro, paseara por Madrid en chancletas, se subiera a una silla para hablar, y le invitaran a un bocadillo para comer, durmiera en un saco de dormir sobre una estera y le regalaran un llavero como recuerdo de su visita a España. Me vais a perdonar pero me parece que las críticas a la Iglesia, y concretamente a la próxima visita del papa, suelen ser de un tono excesivamente rastrero y, como he dicho, llenas de demagogia. Si el Papa se ha dado cita con miles de jóvenes de todo el mundo, éstos llegan entusiasmados para encontrarse con él porque ven en él mucho más que un líder de la canción o del cine. Escucharán su palabra que será muy pensada, y considerarán provechosa para la vida. La acogida se la deberán preparar con la máxima dignidad. Todo lo que se diga de gastos, etc., va con tufo demagógico sólo expresa o desconocimiento de la realidad normal o rechazo visceral. Los gastos que tanto se magnifican son de una manifestación sencilla, pero con las exigencias que comporta un encuentro multitudinario como éste. Los españoles, si no están tocados de anti catolicismo fundamentalista, deberíamos sentirnos orgullosos de haber sido elegida Madrid para acoger este encuentro, como nos sentimos orgullosos de acoger los Mundiales de cualquier deporte o cualquier manifestación internacional. El presupuesto que supondrá esta visita (que no llevará ninguna aportación pública, y generará ingresos a las arcas del Estado, o sea, a los españoles) es más austero que los espectáculos montados por algunos colectivos (léase partidos políticos, por ejemplo), que atraen a mucho menos gente y tienen nula proyección internacional.
¿Pensáis que es mínimamente educado hacer una marcha para despreciar al papa, etc., etc.? Eso se llama, sencillamente ser unos ineducados. No somos un país musulmán, pero si llega un jeque o un presidente le recibimos con máxima cortesía; no somos un país budista, pero si llega el Dalai Lama le recibimos con la cordialidad que se merece. Sólo al representante de los católicos, que tiene en nuestro país varios millones de seguidores, se le hace el feo (un tanto hortera, es verdad) de decirle que “yo no te espero”. Nadie está obligado a esperar al papa. Todo el que quiera puede quedarse en su casa y cerrar sus balcones, o irse a la montaña. Nadie se dará cuenta.
¿Pensáis que es mínimamente educado hacer una marcha para despreciar al papa, etc., etc.? Eso se llama, sencillamente ser unos ineducados. No somos un país musulmán, pero si llega un jeque o un presidente le recibimos con máxima cortesía; no somos un país budista, pero si llega el Dalai Lama le recibimos con la cordialidad que se merece. Sólo al representante de los católicos, que tiene en nuestro país varios millones de seguidores, se le hace el feo (un tanto hortera, es verdad) de decirle que “yo no te espero”. Nadie está obligado a esperar al papa. Todo el que quiera puede quedarse en su casa y cerrar sus balcones, o irse a la montaña. Nadie se dará cuenta.