Ángel; recojo el guante. La vinculación del Caudillo (significativo término), con los derrotados de la II Guerra Mundial, que habían pretendido instaurar sistemas de gobierno de clara inspiración fascista; creo que justifica sobradamente el cese de relaciones diplomáticas. Un duro periodo de autarquía, hambrunas y represión de libertad de pensamiento, que sumado al empobrecimiento intelectual (recordar que nuestra mejores cabezas tuvieron que salir de España en busca de oportunidades para desarrollar de alguna forma su potencial I+D) Pues bien, una enorme crisis cultural y tecnológica, todo ello bajo un paraguas ideológico que impedía cualquier iniciativa ajena a los intereses de un estado totalitario, atenazó de manera eficiente cualquier intento de protesta; pudiendo de esta manera perpetrarse 40 años. El sistema represor fue tan eficaz, que hasta los más bravos y revolucionarios en su gran mayoría se escondieron en sus madrigueras y no salieron del armario, hasta la parca se lo llevo de su cama.
No tuvimos los españoles y entre ellos me incluyo, el valor suficiente para luchar contra el dictador. Franco desfilaba bajo palio en contra del parecer del Vaticano, nombraba a los obispos controlando la jerarquía eclesiástica en España, nos enseñaba Formación del Espíritu Nacional y reconducía hacia la sumisión a nuestras mujeres mediante la sección femenina y a los más jóvenes les encuadraba en la Organización Juvenil Española (OJE).
Al mismo tiempo en el 1966 nuestra economía no levantaba cabeza. Los americanos necesitaban bases militares estratégicas y conocedores de nuestra ruina y aislamiento no les resultó difícil. El Vaticano reconoce el régimen de Franco y se inicia una tímida apertura. Las izquierdas tradicionales siguen desmadejadas de miedo. Tímidos movimientos, aunque valientes (dado el estado de sumisión imperante) Como la Unión Militar Democrática, La Plataforma democrática y la Junta Democrática, crean tímidos espacios democráticos. LA IZQUIERDA ESPAÑOLA ESTABA TAN ATEMORIZADA QUE TUVO QUE VER COMO EL CAUDILLO FALLECÍA en su cama, afortunadamente asistido por un equipo médico de su cuerda que poco sabía de medicina.
No tuvimos los españoles y entre ellos me incluyo, el valor suficiente para luchar contra el dictador. Franco desfilaba bajo palio en contra del parecer del Vaticano, nombraba a los obispos controlando la jerarquía eclesiástica en España, nos enseñaba Formación del Espíritu Nacional y reconducía hacia la sumisión a nuestras mujeres mediante la sección femenina y a los más jóvenes les encuadraba en la Organización Juvenil Española (OJE).
Al mismo tiempo en el 1966 nuestra economía no levantaba cabeza. Los americanos necesitaban bases militares estratégicas y conocedores de nuestra ruina y aislamiento no les resultó difícil. El Vaticano reconoce el régimen de Franco y se inicia una tímida apertura. Las izquierdas tradicionales siguen desmadejadas de miedo. Tímidos movimientos, aunque valientes (dado el estado de sumisión imperante) Como la Unión Militar Democrática, La Plataforma democrática y la Junta Democrática, crean tímidos espacios democráticos. LA IZQUIERDA ESPAÑOLA ESTABA TAN ATEMORIZADA QUE TUVO QUE VER COMO EL CAUDILLO FALLECÍA en su cama, afortunadamente asistido por un equipo médico de su cuerda que poco sabía de medicina.