....

EDITORIAL ABC.

Ninguneo humillante a la política exterior española.

La política exterior del Gobierno ha quedado en evidencia con el ninguneo del que ha sido objeto España por parte de EE. UU. y Marruecos en la firma del acuerdo por el que Donald Trump reconoce a Rabat la soberanía sobre el Sahara Occidental.

ABC.

Actualizado: 11/12/2020 23:07h.

La política exterior del Gobierno ha quedado en evidencia con el ninguneo del que ha sido objeto España por parte de EE. UU. y Marruecos en la firma del acuerdo por el que Donald Trump reconoce a Rabat la soberanía sobre el Sahara Occidental, saltándose resoluciones de la ONU. Asuntos Exteriores solo ha recibido la notificación de un acuerdo consumado y de cuya discusión ni siquiera se ha enterado. A renglón seguido, La Moncloa dio por desconvocada la reunión de alto nivel que iba a mantener en Rabat la próxima semana arguyendo la gravedad de la pandemia. Otra mentira añadida a las habituales porque la excusa no se sostiene. Primero, Pablo Iglesias presionó para acudir a esa cumbre pese al conflicto generado después de que Podemos exigiese un referéndum favorable al Frente Polisario. Después, Sánchez lo apeó por la presión de Rabat, y ahora alega «problemas de agenda» para la suspensión. Sánchez ha conseguido que España sea una sombra de lo que fue y que nuestras relaciones con ambos países sean humillantes.

.

La política exterior española es un desastre desde que Zapatero puso los pies en la Moncloa.
Este personaje, que acompañó la retirada de las tropas españolas de Irak con el desplante a la bandera americana en el desfile de las Fuerzas Armadas, y que ha seguido tocándole las narices en Venezuela a un presidente de EE. UU. que no se ha cansado de decir "America first", puso un rumbo equivocado a nuestras relaciones exteriores.

Un rumbo, que su aventajado sucesor, PEDRO-IGLESIAS ha llevado más lejos, con episodios como el de Barajas, Bolivia, el no reconocimiento de Juan Guaidó como Presidente de Venezuela, algunos más, y el último cante de Zapatero en las elecciones celebradas en Venezuela.

Donald Trump ya nos había avisado con una subida de aranceles en desequilibrio con el resto de nuestros socios europeos. Nuestro gobierno lo achacó a un asunto de competencia desleal en unas líneas aéreas. Ahora, cuando Trump abandona la Casa Blanca, se despide de nosotros dejándonos en la cara el guantazo de El Sáhara.

¿Acaso alguien duda de que nos lo hemos ganado a pulso?

Solo le faltaba a España tener en su Gobierno a unos visionarios que reman en contra de sus alianzas tradicionales en el mundo.
De seguir así, nos llegarán más ¿SORPRESAS?, algunas de ellas hasta podrían ocurrir en el INTERIOR de España.

Saludos