Hola Antonia; pocas veces he estado tan de acuerdo en un comentario como lo estoy con este que has expuesto y con el que coincido punto por punto.
No deja de resultar grotesco que se utilice una imagen "profesional" como la de esta señora (a la que personalmente ni alabo ni critico), para hacer creer que se defienden los derechos (?) de un sector social que bastante tiene con mantenerse en su lucha diaria.
¡Ni que su principal derecho y más prioritario sea ir "de putas"! Hay mil maneras de defender a dicho colectivo (si eso es lo que al parecer pretende el ponente) sin tener que buscar torticeramente justificación en los "derechos " del uso de la prostitución, sean activos o pasivos, emisores o receptores.
Como bien dices, a lo largo de los muchos comentarios que aquí se vierten, se ve el posicionamiento real del individuo, no es necesario pretender hacer encaje de bolillos para hacernos comulgar a los demás con ruedas de molino.
En todo caso ya somos mayorcitos para movernos solos; aquí cada perro se lame su barra de labios y allá cada cual con su cruzada personal, aunque sigo pensando que, a veces, defender lo indefendible pone en duda la integridad moral del defensor.
Por mi parte, considero conveniente dejar el camino expedito para esos personajes tan histriónicos por un lado, como pusilánimes por otro.
Parece que herir la susceptibilidad de cierto personaje, ambiguo y bicéfalo, se castiga con el veto y la animadversión de algunos; aunque, a decir verdad, si el personaje en cuestión resulta tan insignificante y baladí, poco valor tiene dicha animadversión.
Al igual que tú haces en el anterior escrito, digo aquí cuanto creo, pienso y veo; poca importancia tienen para mí los vetos, los acepto y punto.
Como te he leído que piensas dejar el foro y yo pienso hacer lo mismo, te dejo aquí mi correo, sin compromiso, ya que a los dos nos gustaría mantener contacto contigo, aunque sea esporádicamente, porque nos caes muy bien, a mi sobre todo.
Ha sido un placer leerte y aquí estoy ssc57@hotmail. es
un saludo cordial a quien quiera darse por saludado y quien no, que con su pan se lo coma.
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