Francisco Ferrer, el Catalán más conocido de Bruselas...

Francisco Ferrer, el Catalán más conocido de Bruselas

Hoy, en nuestra sección internacional os traemos una nueva entrada de nuestro amigo y compañero belga Neal Micheils sobre la estatuta del librepensador anarquista Francisco Ferrer i Guardia en Bruselas.

¿Quién fue Francisco Ferrer?

Francesc Ferrer i Guàrdia nace en Alella, Cataluña, en 1859. De familia muy católica y monárquica, Ferrer entra primero en contacto con ideas progresistas y republicanas, para más tarde dar un giro hacia el anarquismo. Con el cambio de siglo, deja la acción violenta para crear escuelas dedicadas a promover la reflexión y rebeldía frente al orden social y religioso. En 1901 inaugura en Barcelona su proyecto de “Escuela Moderna”, que influencia una pedagogía libertaria en toda Europa y hasta en Estados Unidos. Como librepensador es apreciado por anticlericales de varias familias políticas, desde liberales a anarquistas, pasando por socialistas.

En 1906, Ferrer es detenido y su Escuela Moderna cerrada, cuando le acusan de ser cómplice de otro joven anarquista que intentó, sin éxito, asesinar al Rey Alfonso XIII el día de su boda. Después de trece meses de cárcel y una notable movilización internacional, le absuelven y le ponen en libertad. El boletín de su movimiento educativo, la Escuela reformada, sigue su actividad en Bruselas, pero su escuela, acusada de ser un nido de terroristas y subversivos, permanece cerrada. Después de su liberación, Ferrer es recibido en toda Europa con todos los honores.

Sin embargo, dos años después, en julio de 1909, Barcelona es sacudida por los eventos revolucionarios de la “Semana Trágica”. El pueblo toma las calles después de la imposición del servicio militar obligatorio para la guerra colonial en Marruecos, con lo que muchas familias pobres se quedan sin su único medio de subsistencia. La Iglesia acusa falsamente a Ferrer de ser el instigador de la rebelión, promoviendo la quema de conventos e iglesias con sus ideas anticlericales. Alfonso XIII no le indulta y esta vez la movilización internacional no consigue salvarle la vida de Ferrer, que es ejecutado el 13 de octubre del mismo año en el foso de Santa Amalia en la prisión del castillo de Montjuic.

Un símbolo internacional, inmortalizado en piedra en Bruselas

Decenas de ciudades españolas y europeas reaccionan con gran furia a la noticia de la ejecución de Ferrer, símbolo internacional de la lucha anticlerical y a favor de la libertad y el progreso. La reacción parisina es la más masiva con una manifestación de 40.000 (!) personas esa misma noche. En varias capitales, como Lisboa, algunos manifestantes asaltan la Embajada de España, mientras que en Roma, el ejército se ve obligado a proteger al Vaticano. Dos décadas después, en 1927, la ejecución de los anarquistas Sacco y Vanzetti en Estados Unidos provocará una ola similar de solidaridad internacional.

En Bruselas, las protestas duran una semana entera con manifestaciones y mítines. Incluso después de esta explosión momentánea de ira, continúan las iniciativas conmemorativas. Una de ellas es el establecimiento de una estatua en la plaza Sainte Catherine, en el centro de Bruselas, bajo la iniciativa de círculos anticlericales liberales y social-demócratas. Con su estatua, Ferrer se une a una serie de librepensadores históricos a cuya memoria también fueron dedicados monumentos en el mismo periodo, como Giordano Bruno (Roma), Etienne Dolet (Paris) o el español Miguel Servet (Viena).
En la Península Ibérica, la edificación del monumento desata la ira de Alfonso XIII. El Rey se niega a asistir a la Exposición Universal de Gante de 1913. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial cambia el destino de la estatua. El invasor alemán quiere ganarse las simpatías de la España neutra mediante la retirada del monumento.

Después de la guerra, la Fédération Nationale des Sociétés de Libre Pensée espera una rápida restauración del monumento. Pero el alcalde liberal de Bruselas Adolphe Max se nega, y argumenta que no quiere poner en peligro las relaciones belgo-españolas. En realidad, la actitud del alcalde no solo tiene que ver con las presiones exteriores desde España, sino también con las presiones interiores desde la propia Iglesia belga. Gracias al constante empeño de la Fédération, el alcalde ofrece en 1920 una solución pragmática, aceptable para España y la Iglesia belga: el monumento puede volver, pero con otra inscripción.

Con la caída de la monarquía española y la proclamación de la Segunda República en 1931, los defensores de la estatua exigen el restablecimiento de la inscripción original, pero otro acontecimiento desvía la atención de esta tentativa: el ayuntamiento de Barcelona solicita la transferencia del monumento de Bruselas a Montjuich. Sin embargo, la Fédération quiere mantener la estatua en Bruselas y propone construir una reproducción de esta para Montjuich. Al final, este proyecto sólo se concretiza… en 1990.

En 1958 se restablecen por fin las inscripciones originales del monumento, y se recupera así su estado inicial después de más de 40 años… hasta la construcción del metro de Bruselas. Debido a obras, trasladan la estatua al menos céntrico Quai à la Chaux antes de resituarla, en 1984, a su emplazamiento actual en la avenida Franklin Roosevelt, frente al edificio central de la Université Libre de Bruxelles y también frente a la estatua del fundador de la universidad, el librepensador Théodore Verhaegen.

Un mártir del librepensamiento aún conmemorado

Cada 20 noviembre, con motivo de la procesión de Saint-Verhaegen, los rectores de las dos universidades libres de Bruselas (la francófona y la neerlandófona), seguidos por miles de estudiantes, colocan ramos de flores en varios lugares de conmemoración histórica: el Tir National, lugar donde el invasor alemán fusiló a militantes de la resistencia antifascista durante la Segunda Guerra Mundial; el monumento al Groupe Général de Sabotage de Belgique (Groupe G), organización de resistencia antifascista que movilizó centenas de estudiantes de la Universidad Libre de Bruselas y que saboteó con éxito las comunicaciones ferroviarias de los nazis en el periodo de 1942-1944; la tumba y la estatua de Théodore Verhaegen y, por fin, la estatua de Francisco Ferrer. En el centenario de su muerte, en 2009, la procesión de “Saint-V” celebró una edición especial de conmemoración de Ferrer.

Además, la presencia de Francisco Ferrer en Bélgica no se limita a este monumento. Unos setenta ayuntamientos belgas han asignado el nombre de Ferrer a plazas, a menudo frente iglesias, y a calles, a menudo en las que había un convento. En Bruselas, la Haute École Francisco Ferrer, una universidad profesional especializada en la enseñanza, lleva el nombre del anarquista catalán.

En España, encontramos menos lugares dedicados a Ferrer. El lugar conmemorativo más importante es su tumba en Montjuich, un lugar que cuenta desde 1990 también con una réplica de la estatua bruselense. Más recientemente, en 2011, Alella, el ayuntamiento natal de Ferrer, le concedió el título de “hijo predilecto”.

Autor: Neal Michiels