MI AMIGO GABRIEL
Es la amistad, desde el origen del universo, un sentimiento de identificación y afecto con otras personas con la que tenemos, una empatía y una afinidad, que nos hace sentirnos bien a su lado y con los que es fácil compartir conversaciones, diversiones y experiencias, de nuestra vida. Se ha dicho siempre, que no es bueno que el hombre o la mujer estén solos, y es la amistad la que siempre ha hecho más agradable esa vida en sociedad, aunque por supuesto no solo es la amistad sino relacionarse en nuestro entorno, familiar, laboral o social con todos nuestros semejantes.
Pues bien yo he encontrado recientemente un amigo en un entorno un tanto deportista porque nos conocimos en el gimnasio, concretamente en la piscina, donde ambos coincidíamos todos los días.
Después del baño íbamos a un Jacuzzi y fue allí donde empezamos a charlar y a conocernos y empezó a fraguarse nuestra actual amistad.
Es un hombre de unos 70 años, casado con hijos y nietos, no tiene ningún tipo de estudios, un currante nato, ha trabajado por toda España en distintos oficios, y tiene un currículum de la vida que le hace tener una cultura general, envidiable, y unas facultades de expresión y comunicación que le hacen un buen interlocutor para el diálogo.
Tiene una memoria que le permite recitar poesías, canciones o narraciones, con una facilidad pasmosa y canta como buen andaluz, con bastante perfección el flamenco, nuestra particular forma de expresar nuestros sentimientos a partir de esa música.
Ha padecido varios accidentes en los que según me cuenta, pudo perder la vida y últimamente padece un cáncer, del que dice, muy seguro, que con él no va a poder.
Este es mi amigo, todavía no hemos tomado una copa juntos, pero si que hablamos a diario de todos los temas de actualidad, de política aunque no coincidimos en las ideas, de cultura, de todos los temas que surjan y la verdad es que nos entendemos muy bien, y nos consideramos ya muy buenos amigos.
He querido traer a mi Atalaya esta defensa a ultranza de la amistad, la amistad sincera, la amistad como forma de entendimiento de las personas, porque como decía en un principio no es bueno estar solos para vivir una vida social plena y esa amistad no tiene que tener fronteras de cultura, de política, de religión o de otras facetas, porque tiene que ser un estandarte y un símbolo de auténtica libertad y de convivencia pacífica. Un mundo de amigos para ayudarnos, los unos a los otros, es lo que necesitamos para vivir tranquilos y felices.
Es la amistad, desde el origen del universo, un sentimiento de identificación y afecto con otras personas con la que tenemos, una empatía y una afinidad, que nos hace sentirnos bien a su lado y con los que es fácil compartir conversaciones, diversiones y experiencias, de nuestra vida. Se ha dicho siempre, que no es bueno que el hombre o la mujer estén solos, y es la amistad la que siempre ha hecho más agradable esa vida en sociedad, aunque por supuesto no solo es la amistad sino relacionarse en nuestro entorno, familiar, laboral o social con todos nuestros semejantes.
Pues bien yo he encontrado recientemente un amigo en un entorno un tanto deportista porque nos conocimos en el gimnasio, concretamente en la piscina, donde ambos coincidíamos todos los días.
Después del baño íbamos a un Jacuzzi y fue allí donde empezamos a charlar y a conocernos y empezó a fraguarse nuestra actual amistad.
Es un hombre de unos 70 años, casado con hijos y nietos, no tiene ningún tipo de estudios, un currante nato, ha trabajado por toda España en distintos oficios, y tiene un currículum de la vida que le hace tener una cultura general, envidiable, y unas facultades de expresión y comunicación que le hacen un buen interlocutor para el diálogo.
Tiene una memoria que le permite recitar poesías, canciones o narraciones, con una facilidad pasmosa y canta como buen andaluz, con bastante perfección el flamenco, nuestra particular forma de expresar nuestros sentimientos a partir de esa música.
Ha padecido varios accidentes en los que según me cuenta, pudo perder la vida y últimamente padece un cáncer, del que dice, muy seguro, que con él no va a poder.
Este es mi amigo, todavía no hemos tomado una copa juntos, pero si que hablamos a diario de todos los temas de actualidad, de política aunque no coincidimos en las ideas, de cultura, de todos los temas que surjan y la verdad es que nos entendemos muy bien, y nos consideramos ya muy buenos amigos.
He querido traer a mi Atalaya esta defensa a ultranza de la amistad, la amistad sincera, la amistad como forma de entendimiento de las personas, porque como decía en un principio no es bueno estar solos para vivir una vida social plena y esa amistad no tiene que tener fronteras de cultura, de política, de religión o de otras facetas, porque tiene que ser un estandarte y un símbolo de auténtica libertad y de convivencia pacífica. Un mundo de amigos para ayudarnos, los unos a los otros, es lo que necesitamos para vivir tranquilos y felices.