A la atención de Frenpoca...

A la atención de Frenpoca

4. ABOLICION DEL ESTADO DE LAS AUTONOMIAS POR INSOLIDARIO Y DESINTEGRADOR

El fracaso del Estado autonómico es incuestionable, salvo para la casta política, que vive de él. Pero este proyecto de una España fraccionada ya era un fracaso cuando se aprobó la Constitución.
Todos los problemas que ahora padecemos se preconizaron que sucederían en el futuro, pero nadie hizo caso.
Los políticos, tras la muerte de Franco, supieron aprovechar en su propio beneficio la credibilidad que nos difundieron al pueblo español de las nuevas ideas de la democracia e incluso la función de los partidos políticos y habiendo pasado cuatro décadas toda esta farsa, ha saltado por los aires.
En lugar de una democracia, la Constitución diseño una partidocracia sin ciudadanos y sin controles suficientes en la que los partidos y los políticos tenían todo el poder y sin una separación de poderesgarantizada.
La sospecha de que los ciudadanos permitieron aquel abuso es porque el pueblo estaba confuso en aquellos momentos pero tras la experiencia vivida ya no es sospecha sino realidad constatada.
Hoy, una Constitución como la de 1978 sería imposible de aprobar por un pueblo que ha aprendido ya a valorar lo que representan los partidos y los políticos.
El camino de los españoles hacia la liberación mental y la democracia es lento y desesperante.
A pesar de lo que está ocurriendo, el pueblo sigue aletargado y no ha estallado una protesta masiva contra el sistema autonómico.
La gente clama contra el separatismo, el abuso de poder, el despilfarro, el tamaño del Estado, la politización de la Justicia y muchas cosas más, pero no contra el origen de todo, que es un sistema autonómico que dispara las envidias, la disgregación, el ansia de poder y la creación de diferencias de todo tipo, fiscales, en servicios básicos y hasta en derechos cívicos, hasta el punto de que
la España actual es un batiburrillo de fuerzas desatadas, sin control nicoordinacióncentral.

El balance del Estado de las Autonomías en las casi cuatro décadas de falsa democracia española es sobrecogedor: desigualdad, competencia sucia entre regiones, disgregación, ruptura del mercado único, corrupción a escala local y regional, despilfarro, endeudamiento, nacionalismo y mil errores y alentados contra la democracia, la decencia, la convivencia y otros valores.
O España se reorganiza como un Estado Unitario centralizado, o la nación española va hacia la desintegración.
Cada autonomía desea diferenciarse una de otra, sin que nadie ponga orden. Hoy es más fácil abrir una empresa en un país extranjero y comerciar con España que abrirla en Andalucía o Castilla y tener que enfrentarte a barreras y trabas impositivas y administrativas irracionales y dignas de ser castigadas por anticonstitucionales.
Si no eliminamos cuanto antes a las autonomías, ellas destruirán este Estado y a la nación española que representa.
El Estado de las Autonomías nos dirige hacia la balcanización de España. Es el principal problema de nuestra sociedad, e impuesto por una serie de políticos nacionalistas unos y otros irresponsables e ignorantes de la historia.
Nuestra pregunta es la siguiente ¿Es viable el Estado actual?
El Estado autonómico es algo inédito en la historia de España y no correspondió en su momento a una demanda popular, sino que fue una “entelequia” de algunos políticos (nacionalistas la mayor parte, progresistas y nostálgicos de la II Republica) con fines confusos, pero con unos objetivos predeterminados: el recuerdo de la II República de los Estatutos vasco y catalán; a la ETA, a la que se pensaba así quitar “sus argumentos”; y la conveniencia de atraer a los separatistas e independentistas catalanes y vascos, aunque luego se aplico este sistema al resto del país.
Además se diseño el nuevo Estado de forma ilegal ignorando la voluntad del pueblo español, por iniciativa de Adolfo Suárez, con la concesión de unas “preautonomías” que se adelantaban a la Constitución y le imponían unos hechos consumados.
El proyecto era nuevo en la historia de España porque el desarrollo del regimen autonómico en la II Republica para Cataluña, Vasconia y Galicia fue inmediato a la iniciación de la Guerra Civil (1936-1939) y no había dado tiempo en valorar los resultados.
Hubiese sido necesario un balance de los aspectos positivos y negativos de esta experiencia, a fin de corregir los “malos usos”. Pero es ahora cuando aun no hemos salido de la crisis, cuando nos planteamos la viabilidad del sistema y solamente bajo un punto de vista económico es un foco de dispendios y gastos excesivos que el Estado no puede permitirse.
Es necesario analizarlo en dos de sus aspectos, el administrativo y el político.
Estado Central se ha ido debilitando, y ha sido incapaz de controlar el gasto autonómico, esta tan endeudado el Estado al punto de la quiebra y ha perdido su fuerza moral y política, careciendo de autoridad (imperium) para aplicar reformas administrativas imprescindibles.
Ahora el aspecto más complicado y crucial es el político. También a iniciativa de Adolfo Suárez, desprovisto totalmente de conciencia nacional e idea de la continuidad del Estado dejo el sistema sin cerrar, de modo que el Estado Central podía ser vaciado y despojado progresivamente de sus competencias por una ansia ilimitada de los nacionalistas.
El principal problema de la España Contemporanea es que a nivel nacional disponemos de excelentes profesionales en el campo de la Medicina, de la Arquitectura, de la Ingenieria, de la Robotica etc.., pero tenemos también muy malos profesionales en el campo de la Politica, gentes sin escrupulos morales, corruptos, ambiciosos de poder y de posición económica y sin la virtud que debe tener un político que es la conciencia nacional. El Estado actual no tiene ningún organismo previo al judicial para analizar el comportamiento del político en el ejercicio de su cargo para hacerlo dimitir o cesarle en sus funciones. Tal es el motivo por el que he sugerido una nueva Institución que represente la soberanía nacional que es el denominado “El Tribunado del Pueblo”.
Otra de las veleidades del Sr Suarez fue que introdujo en la Constitución el término “nacionalidades”, interpretable como naciones. Siendo la nación la sede de la soberanía nacional en una democracia, España tendería a extinguirse y a disolverse como nación, abriendo paso a la transformación de las Autonomías en Estados asociados, como ha terminado ocurriendo con los Estatutos llamados de “segunda generación”.
Los Estatutos fueron impuestos por la conveniencia de una casta política indecente e inmoral y al margen de los deseos de los ciudadanos. Los nacionalismos regionales son, anti antiespañoles, y crean unas tensiones centrífugas muy fuertes. Una “tercera generación”, ya previsible y hacia la que avanzan muchos políticos, significaría la abierta disgregación y balcanización del país.
Este es el reto más grave de nuestra generación y es urgente afrontarlo, porque sin ello España será incapaz de hacer frente a otros muchos retos, desde el planteado por la amenaza islámica de hacer renacer otra vez Al-Ándalus o la decadencia cultural de España, hasta el de la absorción y la eliminación de la soberanía española en múltiples taifas reconocidas por la supuesta y falsa Unión Europea gobernada desde Bruselas.
En España, después de 30 años de aprobarse la Constitución supuestamente democrática según el diseño patriótico de Adolfo Suarez, el modelo de Estado sigue sin cerrarse, originando una dinámica de descomposición de la nación española.
Como un hecho original puso en práctica un modelo excepcional en el Constitucionalismo comparado: se ideo el “Estado de las Autonomías”. La materialización de su proyecto politico consistio en ir vaciando, paulatinamente y sin pausa al Estado de sus competencias, creando unas fronteras interiores basadas en la desigualdad entre los españoles y en exclusivismos artificiales y en diferentes niveles de bienestar.
España es el único país de Europa que tiene un terrorismo propio, de carácter secesionista, donde sus miembros y simpatizantes están en las Instituciones del Estado y reciben la ayuda económica de los presupuestos públicos para desintegrar España.
Desmontemos cuanto antes esta farsa y deroguemos esta Constitución desintegradora y establezcamos el verdadero Estado de Derecho basado en un Estado Unitario centralizado en lo político con competencias exclusivas en Seguridad Nacional, en Sanidad, en Hacienda Publica, en Educacion Nacional y donde se blinde el uso exclusivo del idioma español en todo el territorio nacional y el principio de igualdad para todos los españoles ante la ley independiente del lugar donde residan.
. No obstante estas medidas es impensable que puedan ser realidad con la clase política que padecemos siendo necesario la fundación de un Movimiento Civico con Conciencia Nacional, político en sus sentimientos nacionales pero apolítico en su pertenencia a los partidos políticos internacionalistas o conservadores, ambos defensores de privilegios de clase espureos.
Julio Reyes
Rubio