"Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Este relato obtuvo un premio en el Certamen de relatos del Dia de la mujer de Navalmoral de
Foto enviada por yoli


Gracias libertad pero el mérito es todo de mi Santo, yo no escribo tan bien, bueno yo no escribo nada, eso se lo dejo a él, ya me gustaría a mi ya.
Algún día subiré otro relato que también escribió para el "Diá de la Mujer" pero ese en tono divertido.
Un abrazo amigo y buenas noches
! Pero Yoli, mujer, si son formidables! ya te señalé que en ocho años que hace que me senté delante del ordenador, he colocado unas cuantas, no tan bien forjadas como las tuyas. Creo que pecas de modesta.... sinceramente, me han gustado. para ser sincero mucho mas que la rutina a que hemos sometido a "Pueblos de España"
Aquí en Foro Común, se colocan algunas, y gusta leerlas. Por mi parte abrí el tema, de>: Si al amor y no a la Guerra" dode dejé algunas, pero desde hace tiempo no entro y como sabes ... (ver texto completo)
! Ah la vivencias!! Y como me gustan! Al final esta mañana que solo he tenido un rato en el ánimo de escribir una historia, como nadie había entrado todavía a este tema. la historía fue hilvanada: nació en la impresora... comencé mor recordar que recorí los rastrogos y me decía que me hería las manos pequeñas... lo borré y me trasladé a esos mundos (de dios decía mi abuela)
a los que yo nombro de hombres. me detuve en uno de esos reposos (del guerrero, diría alguno) en una isla... y bueno, algunas ... (ver texto completo)
Gracias libertad pero el mérito es todo de mi Santo, yo no escribo tan bien, bueno yo no escribo nada, eso se lo dejo a él, ya me gustaría a mi ya.
Algún día subiré otro relato que también escribió para el "Diá de la Mujer" pero ese en tono divertido.
Un abrazo amigo y buenas noches
Misma época mismas vivencias, malos tiempos para todos los que tuvieron el infortunio de vivirlos amigo libertad pero como decía Woody Allen....
"Miremos hacia atrás sólo por un momento para, inmediatamente después, ponernos a la tarea de seguir construyendo futuro, que es el sitio dónde vamos a pasar el resto de nuestros días"
Un abrazo amigo
! Ah la vivencias!! Y como me gustan! Al final esta mañana que solo he tenido un rato en el ánimo de escribir una historia, como nadie había entrado todavía a este tema. la historía fue hilvanada: nació en la impresora... comencé mor recordar que recorí los rastrogos y me decía que me hería las manos pequeñas... lo borré y me trasladé a esos mundos (de dios decía mi abuela)
a los que yo nombro de hombres. me detuve en uno de esos reposos (del guerrero, diría alguno) en una isla... y bueno, algunas ... (ver texto completo)
! Y tan entrañables! Me he dado un también una entrañable satisfacción de "regresar" a escenas, vividas... y los muchos rezos con muy poco pan.! Que tiempos aquellos, dios!! Que lejos y que cerca en la memoria!
Decididamente yoli, no te has dejado nada por el camino.ç
Cuando hace justamente ocho años pasé por primera vez a darme compañía poreste aparato, y éramos solo unos pocos, yo solía, tejer historias en el que las viejecitas y las hijas de las viejecitas, estaban presentes... como lo estaban ... (ver texto completo)
Misma época mismas vivencias, malos tiempos para todos los que tuvieron el infortunio de vivirlos amigo libertad pero como decía Woody Allen....
"Miremos hacia atrás sólo por un momento para, inmediatamente después, ponernos a la tarea de seguir construyendo futuro, que es el sitio dónde vamos a pasar el resto de nuestros días"
Un abrazo amigo
VIEJECITAS ENTRAÑABLES

Si te adentras por las calles estrechas de los barrios viejos de los pueblos pobres de
nuestro solar patrio, puedes verlas, con vestido negro, largo, de amplio vuelo, con un pañuelo cubriendo su cabeza, pequeñitas, caminando despacio, con pasos tímidos e inseguros, queriendo pasar desapercibidas, como si solo fueran una sombra. Cuando en tu caminar te acercas con el paso decidido de la juventud, se apartan, humildes, no queriendo estorbarte en tu camino, mirándote como ... (ver texto completo)
! Y tan entrañables! Me he dado un también una entrañable satisfacción de "regresar" a escenas, vividas... y los muchos rezos con muy poco pan.! Que tiempos aquellos, dios!! Que lejos y que cerca en la memoria!
Decididamente yoli, no te has dejado nada por el camino.ç
Cuando hace justamente ocho años pasé por primera vez a darme compañía poreste aparato, y éramos solo unos pocos, yo solía, tejer historias en el que las viejecitas y las hijas de las viejecitas, estaban presentes... como lo estaban los que tuvieron la suerte de "regresar". Cuando voy a mi pueblo, el cual le dejé muy temprano, recorro sus calles y sus campos, y en cualquiera de sus rincones, reaparecen hechos tristes, otros entrañables. hace como un mes que hice una visita en un reencuentro con alguien de los que aqui "conoces" y mientras le mostraba el pueblo, le comentaba: Aquí, cosían o hacían calcera, les mujeres de entonces. Todo eso que ves y que ahora es un parque, se lo conocía por los muladares: yo y otros niños, ayudábamos a limpiar las ametralladoras. Tras esa tapiá había unas vigas enormes de olmo, y cogíamos los garbanzos que arrojaban de sus marmitar "los que habían venido de fuera y vestían todos igual: eran sucios y barbudos. Uno que no tenía barba, de vez en cuando me daba una naranja, ayudaban a mi madre y abuelo en las labores del campo. En esta calle que como ves se llam "Sal si puedes, se alojaba el señor José; un hombre bueno según mi abuela, que vino huido de la otra Castilla. En esa casa al lado de la mía, con mi vecino Mariano, recogíamos un buen número de "juguetes paligrosos" (no lo sabíamos) balas a las que les sacábamos la polvora. Es esta plazuela,, una vez que los soldados s se marcharon, a una mujer joven entre tres, vestidos con camisas azules la maltrataba, gritaba, les daba patadas, mientras la llamaban puta roja. pregunté a mi abuela el porque la hacían eso, y esta, mi abuela, siempre me respondía lo mismo: algún día crecerás y lo entenderás. Mientras que mi abuela, entro en el ponedero, aquel niño que yo era, vio como caía el pelo de aquella joven por el suelo entre carcajadas e insultos, de los tres individuos... Aún sin pelo, aquella muchacha seguía siendo guapa, pensé yo mientras que uno de los tres la desabrochaba el mono, y decía a sus compañeros "esta zorra no esta nada mal."
Pasó el tiempo entre olivares y trigos, y las trincheras se fueron borrando en el valle... pero no los recuerdos: recuerdos algunos que a mi inocencia niña le divertían. No recuerdo muy bien si mi estómago gritaba, si que solo teiía unos pantalones colrtos y remendados, y que calzaba unas albarcas, que me hacían daño. que manejaban muy bien la azada mis manos pequeñas, y que mi padre hablaba con mi madre cosas diferentes cuando se creían que yo no escuchaba.
Y cosa extraña que aprendía a leer muy pronto. Que porque portaba en una mano un libro y en la otra la azada, se me llamó leyes y otras cosas. Que noté no poca indiferencia, en algunos pero que sin embargo si que me divertía con mis amigos.. que en los pocos encuentros recordamos algunas coas. Si que he notado que alguno de ellos pareciere, no tienen memoria... y hasta he pensado mas de una vez, que huyen del tema, o que se equivocan, llamando canallas, a los que eran ni mas ni menos unos "mandaos.
Gracias yoli por recordarme que pese a todo fui un niño alegre... y que en mi memoria retuve muchas coas, que a veces en la solana, escribía en cualquier espacio blanco, llamando a los seres humanos, torpes.
Hoy mientras escribo, sigo pensando lo mismo... mirando al panorama.
! Y yo que me he acercado hasta el ordenador, en la idea de escribir una historia o poema de amos!
Regreso a la cama, pero seguro seguro que mas tarde me pondré delante del ordenador, para contarme cosas mas alegres.
Un abrazo Yoli. ... (ver texto completo)
VIEJECITAS ENTRAÑABLES

Si te adentras por las calles estrechas de los barrios viejos de los pueblos pobres de
nuestro solar patrio, puedes verlas, con vestido negro, largo, de amplio vuelo, con un pañuelo cubriendo su cabeza, pequeñitas, caminando despacio, con pasos tímidos e inseguros, queriendo pasar desapercibidas, como si solo fueran una sombra. Cuando en tu caminar te acercas con el paso decidido de la juventud, se apartan, humildes, no queriendo estorbarte en tu camino, mirándote como ... (ver texto completo)
Yoli: Estupenda lectura nos regala Jose. Dale un besin de ésta orgullosa sobri.
VIEJECITAS ENTRAÑABLES

Si te adentras por las calles estrechas de los barrios viejos de los pueblos pobres de
nuestro solar patrio, puedes verlas, con vestido negro, largo, de amplio vuelo, con un pañuelo cubriendo su cabeza, pequeñitas, caminando despacio, con pasos tímidos e inseguros, queriendo pasar desapercibidas, como si solo fueran una sombra. Cuando en tu caminar te acercas con el paso decidido de la juventud, se apartan, humildes, no queriendo estorbarte en tu camino, mirándote como pidiendo perdón por su lentitud y torpeza.
Son mujeres nonagenarias que despiertan en mí una gran ternura, tal vez porque veo en cada una de ellas lo que mi madre no pudo llegar a ser.
Hay una a la que veo con frecuencia cuando se encamina a hacer su compra diaria al pequeño comercio de la esquina, el de toda la vida, el que era del abuelo del actual propietario, aquel que le fiaba el pan y los garbanzos en los malos tiempos.
Al cruzarme con ella veo las arrugas de su rostro y me entristece pensar que ya se ha quemado la mayor parte de la vela de su vida.
Mirando esas arrugas que ha dejado el tiempo pasado, el trozo de vela consumida, me pregunto cómo fue su vida ya gastada. Siento que mi timidez me impida entablar una conversación con ella, para satisfacer mi curiosidad.
Pero si dejo volar la imaginación, no mucho, que no es muy necesario, pues las mujeres de su edad han tenido vivencias tan parecidas, creo que puedo acertar en las líneas generales.
Basta con suponer cómo era un pueblo en la España interior, la España profunda y pobre, en la época en que pudo ocurrir su nacimiento, con un mundo enredado en lo que se llamó La Gran Guerra.
Triste porvenir esperaba a un recién nacido en un pueblo rural, en un país empobrecido por las continuas guerras civiles del siglo anterior y por la falta de estabilidad desde la Guerra de la Independencia. Y peor si era mujer.
Tuvo la suerte en su más tierna infancia de salvarse de la mortandad que causó la “gripe española” que asoló Europa el año que vio su nacimiento.
Pasó su niñez descalza, que el calzado era caro, vistiendo las ropas remendadas que iban quedando pequeñas a sus hermanas mayores.
Lloró al ver llorar a sus padres cuando su hermano mayor, el que ya ayudaba con su trabajo, se fue a servir al rey en las guerras de África de donde nunca volvió.
Más tarde, en la escuela, el maestro enseñó dónde estaban aquellos lugares adonde lo habían llevado, apuntando en el mapa con su vara por debajo de una mancha azul que decía que era el Mar Mediterráneo. Imaginó que debían estar muy lejos de su pueblo, donde nadie sabía dónde estaba, ni tampoco nadie había visto el mar; tan lejos que por eso su hermano no supo regresar.
Pero poco pudo aprender en la escuela, que había mucho que hacer en casa, y ¡para qué necesita saber leer o escribir una niña! Y de cuentas, con saber las vueltas de los comercios era suficiente. Así que aprendió a leer sin soltura, a escribir con dificultad, a sumar y restar contando con los dedos y oyó algo de la tabla de multiplicar. Y cantó que el Ebro nace en Fontibre y el Duero en Urbión. Y el Padre Nuestro, el Ave María y la Salve. Y en la catequesis, al preparar la primera comunión, los Diez mandamientos, el Credo y el Yo pecador, aunque no se enteraba bien del significado de aquello que repetía de memoria en una cantinela. ... (ver texto completo)
Lo que sí aprendió a los diez años fue a recoger gavillas, a acarrear agua, a trillar. Y supo de la sed en los trigales, del picor del polvo de la paja y del calor del sol encima del trillo. Del trabajo infantil, que entonces nadie decía que era explotación.
Más tarde, cuando creció y fue haciéndose mayor supo de la explotación como jornalera y como mujer, que a las horas de trabajo de los hombres debía añadir las horas de trabajo de la casa, que debía hacer naturalmente por su condición de hembra ... (ver texto completo)
Soportó, llorando lo más silenciosamente que pudo, aún no sabe bien si para no molestar o para no dar el gustazo de su llanto, las bofetadas que aquel cobarde de la retaguardia le propinó más de una vez por ser esposa de rojo y por no saber cantar el Cara al Sol.
Volvió a llorar después, cuando, por el mismo motivo, fue rapada al cero por aquel hijo de mala madre, y más tarde, cuando la obligó a tragar a pie firme una cucharada de aceite de ricino por cada verso de aquel himno, y la hizo salir de ... (ver texto completo)
Así, sirviendo a todos y para todo, ha llegado a su estado actual, en la soledad que le impone su viudedad y el casi olvido de sus hijos y nietos, a quienes ahora casi estorba.
Y se siente fuera de lugar, no comprende la infelicidad de los jóvenes, sin necesidades, sin hambre, con lujos. No entiende la anorexia, las drogas, las chicas de cabeza rapada, los caros pantalones rotos o remendados a estrenar.
Necesita cariño, compañía, que alguien la escuche y aunque no lo exige, nunca ha exigido nada, que alguien reconozca sus renuncias y sacrificios. Su vida de renuncia y sacrificio, esa dura vida que hoy permite que sea mejor la de todos nosotros.
Quisiera que esta narración sea un homenaje a todas estas viejecitas que retrato en una sola.
Pobre homenaje para quien merece mucho más que estas cortas líneas. Y que quien las lea, cuando se encuentre en su camino con alguna de ellas, las mire con el respeto que se han ganado y sobre todo con cariño.
Y que nunca, ni aquí ni en ningún otro lugar, ninguna otra mujer tenga que pasar lo que nuestras viejecitas han pasado.
Muchas veces he oído decir ante hechos ocurridos en nuestra vida que “es mejor olvidar, perdonar, pasar página”. Estoy de acuerdo con ello.
Creo que ellas, las protagonistas de este relato, han pasado página, continuamente la han pasado. Pero también creo que nosotros, ante ellas, no debemos cerrar los ojos.

NOTA FINAL
En un momento de este artículo he escrito lo siguiente:
– “Pero si dejo volar la imaginación, no mucho, que no es muy necesario,… creo que puedo acertar en las líneas generales”.
Tengo que confesar que he mentido y que, en honor a la verdad, nada tuve que imaginar. Todo lo que he contado tiene protagonistas reales. Yo me he limitado a unir en una sola, vivencias de varias mujeres y me duele decir que algunas de las cosas relatadas han sido sufrimiento común en más de una de ellas.
José Mª Gómez de la Torre ... (ver texto completo)
Este relato obtuvo un premio en el Certamen de relatos del Dia de la mujer de Navalmoral de la mata

Dedicado para las mujeres que vivieron esa época dura y difícil de nuestra historia y en especial para mi madre con todo mi cariño
Precioso relato Yoli, cada vez que lo leo más me gusta. Dale un besazo a su autor.
Un recuerdo de amor para abuelita Lupe.
Este relato obtuvo un premio en el Certamen de relatos del Dia de la mujer de Navalmoral de la mata

Dedicado para las mujeres que vivieron esa época dura y difícil de nuestra historia y en especial para mi madre con todo mi cariño