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El español latino no existe: cómo Disney se cargó la identidad cultural del lenguaje
También se conoce como 'español neutro' y es una lengua sin territorio: no hay nadie que la hable y, sin embargo, es la que se escucha en cine y televisión en Latinoamérica desde hace más de 80 años
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Algunos de los personajes de los clásicos Disney que marcaron la historia del español latino o neutro

30 de abril de 2023 22:46h

Actualizado el 01/05/2023 05:30h
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Cuando los niños y niñas de los 20 países latinoamericanos juegan, hablan como los dibujos animados. Y hablar como los dibujos animados significa hacer sonoras todas las 's', decir siempre 'auto' en vez de 'carro', 'nevera' en vez de 'heladera', 'falda' en vez de 'pollera' o 'cabello' en vez de 'pelo', hablar de tú, usar 'güey' y exclamar ' ¡Rayos y relámpagos!'. O, lo que es lo mismo, hablar como nunca lo harían en sus respectivos países.

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Y la razón es puramente económica. Si uno piensa en las películas Disney de su infancia, recordará que las voces de los personajes no tenían nada que ver con el español de España. El Capitán Garfio, Flora, Fauna y Primavera o la misma Cenicienta todavía resuenan en la memoria colectiva con el registro de lo que comúnmente se conoce como 'latino', y aunque hace años que los estrenos en España llevan ya doblajes nacionales, no siempre fue así.

Cuando se empezaron a doblar películas por primera vez, algunos actores de doblaje no eran del país cuyo idioma debían hablar en el filme. Y esto tenía que ver, sobre todo, con una cuestión socioeconómica y geográfica: el hecho de que París tuviera un novedoso estudio de doblaje de la época explica que en Los tres cerditos (1933) algunos personajes tengan acento francés y, otros, español de España. Que Río Rita, la primera película doblada al español unos años antes, en 1929, suene al español de Latinoamérica, también tiene una razón.

Fue la película con la que la industria del cine estadounidense —que quería expandir sus películas más allá de Hollywood— empezó a dar pie al 'español neutro' o 'español latino', un invento totalmente intencional con el que se pretendía unificar el idioma y representar a todos los países de habla hispana en una sola variante. El Instituto Cervantes estima, en su último informe de 2022, que el español es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, que hay 21 países de habla hispana y que tiene cerca de 500 millones de hablantes nativos. Así que reducirlo a un solo léxico es, en realidad, imposible.

Pero la idea se llevó a cabo. Y fue alimentada, sobre todo, por Disney. En ese momento, “era la primera empresa que hacía la mayor cantidad de doblajes”, dice en una videollamada con este periódico Damián Santilli, traductor y docente especializado en traducción audiovisual. “Empieza acá en Argentina con Blancanieves y los siete enanitos (1937) —fue el primer doblaje al español de Disney— y otros clásicos como Dumbo (1941) o Bambi (1942), después pasa a Estados Unidos y después termina en México, más o menos en la década de los 50”. El paso de Disney por Argentina lo evidencia el acento de Geppetto y su hijo de madera en Pinocho (1949), que se dobló cuando el encargado de supervisar las versiones era el argentino Luis César Amadori. Pinocho es la única de los filmes animados de la época doblados en el país que no se retocó posteriormente —como sí ocurrió con Dumbo y con Bambi—, y por eso mantiene hasta día de hoy su argentino original.

Escena del clásico 'Pinocho' (1949), el único filme de Disney que no retocó su doblaje en español argentino Disney
Cuando el área de doblaje de la gran productora de dibujos pasó a manos de Edmundo Santos, cineasta y representante de Walt Disney en México, lo cambió todo: se estableció una sede del estudio en Ciudad de México, escogía en su mayoría a actores y actrices mexicanos y el español neutro empezó a construirse hacia las expresiones, terminologías y características de lo que se hablaba en México. De allí que el español latino que hasta día de hoy se escucha en el cine y la televisión latinoamericana se parezca mucho más al mexicano que a las variantes de otros países, especialmente los que no gozaban de medios para formar empresas de cine ni de doblaje en la época.

México domina la industria del doblaje del español

Damián Santilli — Traductor e investigador especializado en Traducción Audiovisual
“Ellos dominan la industria”, opina Santilli, que en su tesis investigó la influencia de mexicanismos en el español neutro. Blanca Arias Badia, investigadora y profesora de traducción audiovisual en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, explica por teléfono que los lingüistas y los profesionales de la traducción han estado a lo largo de toda la historia fuera de la consideración del español neutro: cuando en 1986 se aprobó una ley en Argentina que obligaba a hacer el doblaje en español neutro, “ni en su elaboración ni en su cumplimiento se consultó en ningún momento a ningún especialista en temas lingüísticos”, asegura. Para la docente, este dato solo ratifica la hipótesis de que el español latino o neutro “no proviene, ni siquiera como idea, de los traductores ni de los lingüistas: es una idea política y comercial”, reafirma.

“El problema es que creemos que el neutro es lo que ellos definen también porque son la mayor cantidad de habitantes en América Latina”, comenta Santilli, y añade que por eso “no tenemos un neutro real, aunque igual es difícil de llegar a un neutro, pero podría ser mejor”. Lo más plural, representativo y justo con la variedad lingüística y la diversidad de identidades culturales, sería, según el catedrático de Traducción de la Pompeu Fabra, Patrick Zabalbeascoa, “ir ofreciendo cada vez más español”: “Luego estaría la pregunta de quién lo paga y cómo, pero lo que quiere la gente es escuchar su idioma. Se supone que si escuchas la versión doblada y no la original, es para escuchar la tuya”, argumenta el investigador en una llamada telefónica con elDiario. es.

Pero en aquel entonces España acababa de pasar una guerra civil, “la mayoría de países sudamericanos no tenía los suficientes recursos económicos” como para disponer de estudios de doblaje —repite Zabalbeascoa—, y no entraba en los planes de Disney costearse uno en cada uno de los países de habla hispana, “porque para qué gastar dinero haciendo versiones diferentes si puedo hacer una sola para todos”, dice el catedrático, refiriéndose irónicamente al hipotético argumento de la gran empresa de dibujos animados. Y por eso el español latino es también una cuestión profundamente geopolítica.

Un concepto clave: la 'aceptabilidad'
Pero en España, el español latino o neutro no duró demasiado. Por un lado, la dictadura obligó como parte de su plan de censura a que todas las películas extranjeras fuesen dobladas al castellano por actores españoles, y por otro, “lo barato sale caro”, justifica Zabalbeascoa, porque el doblaje del español latino comenzó a causar rechazo. Disney también evolucionó en estudios así que decidió dosificar su ecosistema de doblaje y empezar a hacer, por un lado, una versión para Latinoamérica —que, eso sí, continuaba y continúa siendo ese mismo español latino reduccionista— y, por otro lado, otra para España. La última película que se dobló en español latino o neutro para los dos continentes fue La Sirenita (1989). A partir de entonces, todas las películas Disney en España tienen voces españolas.

Aunque Disney había empezado a remasterizar sus películas —en parte, también, porque estaba teniendo problemas legales por los derechos de algunos actores y actrices de las primeras versiones— y a hacer doblaje peninsular, explica Blanca Arias, “cuando volvió a estrenar La Sirenita ya cerca de los años 2000 con voces de España, todos la rechazamos porque estábamos acostumbrados a escuchar al cangrejo Sebastian y al resto de personajes de una manera distinta”, que era, precisamente, el español latino. “Fue un fracaso absoluto de Disney. La gente que había ido a comprar el DVD para regalárselo a sus hijos porque era un clásico, empezó a devolverlo”, comenta Arias. A pesar de todo, la diversificación de doblajes acabó aceptándose y si ahora uno compra una cinta de Disney, comprobará que se le ofrecen dos pistas de doblaje.

Escena de 'La Sirenita' (1989), la última película Disney doblada en español neutro para Latinoamérica y España Disney
Y todo se explica a través de un término clave “que se usa mucho en traducción audiovisual”, explica Arias: “el concepto de 'aceptabilidad'”. “La gente se acostumbra a las cosas. ¿Qué cosas se aceptan y qué cosas no? Pues el español neutro, como sigue vigente, se acepta”, comenta la traductora. Esto quiere decir que, a pesar de que el español latino o neutro sea un constructo ficticio, provenga de puras cuestiones económicas y políticas y sea totalmente reduccionista, gusta. O, al menos, es a lo que la audiencia latinoamericana se ha acostumbrado. “Pero si te pones a rascar un poco, ves que la gente no está contenta y que le afecta”, opina Arias.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Vaya rollos que sueltas. Mira los datos económicos de España y deja de contar milongas. Estudia.