Una historia de tantas, la de Carmen Caamaño Diaz...

Una historia de tantas, la de Carmen Caamaño Diaz

Carmen Caamaño Díaz nació el día 11 de abril de 1909 y su vida de mujer republicana la llevó a participar en casi todos los cambios que emprendió la República. Es un disparate mayúsculo vivir hoy todavía sin saber quién fue y lo que su esfuerzo significó para aquella España. "Seguimos bastante cogidos por el "pescuecito", por los mismos que nos han tenido cogidos siempre...", solía decir cuando le preguntaban sobre la actualidad política. Destacada estudiante, fue licenciada en Historia, participó en las revueltas contra la dictadura de Primo de Rivera y fue directiva de la FUE y de la UFEH, sendas asociaciones universitarias. Desde muy joven participó en asociaciones de mujeres como el Lyceum Club y, proclamada la República, en las Misiones Pedagógicas y en las campañas por el voto de la mujer. También trabajó para la Junta del Tesoro Artístico, en su calidad de archivera por oposición. Cuando el Gobierno evacuó Madrid en 1936 y se trasladó a Valencia, ella también lo hizo con su marido Ricardo Fuente, pintor y catedrático de Dibujo. Llegaron a Alicante en abril de 1937 e inmediatamente se afiliaron al PCE, donde Carmen asumió importantes responsabilidades, entre ellas ser la secretaria del gobernador civil, el comunista Jesús Monzón. Cuando éste fue nombrado gobernador de Cuenca, Carmen se fue con él y al ser trasladado a Madrid, asumió el cargo de gobernadora civil de Cuenca al final de la guerra. A mediados de marzo tuvo ya que huir hacia Alicante, embarazada a término y aquí dio a luz a su hijo el 19 de marzo de 1939. Pocos días después, ante la inminente llegada de las tropas italianas de ocupación, estuvo con su hijo recién nacido en brazos, entre los miles de refugiados que esperaron inútilmente la llegada de barcos que los llevaran al exilio.
" A finales de marzo de 1939, me llevan a la Casa de Ejercicios Espirituales de Alicante (cárcel de mujeres) con mi niño recién nacido. A la cárcel entré con una bolsa en la que llevaba dos jersey y dos pañales, los lavaba y los secaba como podía. Otras no tuvieron la suerte que yo tuve porque a las dos hermanas Rosarito y Carmen de Callosa de Segura fue horroroso. Mataron a las dos hermanas y no dejaron en pie más que a la abuela con el niño de Rosario en prisión. Le llamábamos al niño “Elosito” porque era regordete y muy mono. Yo tenía el colchón al lado de la madre de Rosario. No las mataron al mismo tiempo porque esperaron que Carmen diera luz y amamantara al niño, esperaron a que el niño dejara de mamar y entonces la ejecutaron. Yo las recuerdo a las dos como mujeres excepcionales, políticamente firmes y murieron de frente en el pelotón, sin más, no ojos vendados ni nada. Las dos hermanas se arreglaron, se peinaron, se maquillaron, se pusieron el mejor traje que tenían, dieron un beso a las que estábamos a su lado y se marcharon. Impresionante. Luego, un soldado que había estado en el pelotón de fusilamiento, estuvo de guardia y le contó a una de las presas, porque había una alambrada nada más para separar la guardia del patio donde paseábamos, que no consintieron vendarse ni ojos ni nada, y que gritando “Viva la República”, murieron. Cuando mi niño tuvo un año me dijeron que no podía estar con la madre, entonces se lo llevaron Paquita Mora y Roberto Torras a su casa. Una vez a la semana me lo traían pero dependiendo de la funcionaria que estuviera me lo dejaban o no. Ricardito vivió 12 años con Paquita y Roberto, el tiempo que pasé en Alicante más los que estuve en la cárcel de Ventas. Hasta que nos reagrupamos cuando tenía ya doce años.
Además de los años de cárcel estuve diecisiete años sin poder ejercer mi profesión de bibliotecaria, que finalmente, cuando murió Franco, puede ejercer en el Archivo Histórico Nacional hasta que me jubilé."
El insultante y permanente olvido instaurado institucionalmente por esta "democracia" hacia la segunda república y hacia los hombres y mujeres que la hicieron posible, facilita el florecimiento de la ignorancia, como cuando el autor del reportaje adjunto despacha a Carmen Caamaño con la línea "archivera del Archivo Histórico Nacional", para referirse a una mujer feminista, luchadora, que por responsabilidad llegó a aceptar el cargo de gobernadora civil de una provincia, siendo junto con Julia Resano las primeras gobernadoras civiles, nombradas por la república. Murió en 2006 y no sabíamos quién era.