GUERRA DE GUERRILLAS EN EL SOCIALISMO MADRILEÑO...

GUERRA DE GUERRILLAS EN EL SOCIALISMO MADRILEÑO

Cuando la democracia interna se viste de poder

Es difícil entender, desde los tiempos post Leguina, esa guerra de intrigas y divisiones entre las llamadas familias socialistas. Una pulsión que sigue vigente a día de hoy en sus diversos formatos y que se materiaiza en las dos candidaturas a la secretaría general del PSM, cuyo líder tendrá que salir elegido en el próximo congreso del 2 al 4 de marzo a celebrar aquí en Madrid.

Cuando los socialistas madrileños tendrían que estar más unidos que nunca, combatiendo el proceso de regresión de los derechos laborales y sociales impuesto por el actual Gobierno popular, vuelven las guerras de guerrillas internas, en aras de un proceso que tanto el actual secretario general, Tomás Gómez, como la aspirante, Pilar Sánchez Acera, califican de democracia interna e integración.

Gómez se muestra respetuoso con la candidatura de Sánchez Acera y dice que todo suma. Sánchez Acera asegura exactamente lo mismo. Los programas se parecen como dos gotas de agua y nada aparece nuevo. Hasta el lema es idéntico: sumar.

Desde fuera, y al margen de intereses particulares, poca suma se ve, sobre todo por las escasas o nulas diferencias programáticas e ideológicas entre los candidatos. Nadie duda de que la Sánchez Acera se presenta por responsabilidad para con su partido.

Pero también es verdad que sería de agradecer que las alternativas se presentaran avaladas por un programa, profundo y novedoso, con diferencias notables y debatibles, dónde no fuera tan evidente que la principal diferencia es "el equipo" que va a ir detrás del líder.

Máxime cuando la consecuencia inmediata de este ambiente históricamente inconformista, es que cada vez le resulte más difícil al partido socialista en general, y al PSM en particular, consolidar a un líder que se pueda dedicar a lo suyo y no tenga que invertir tanta energía en vigilar el rebaño. Un líder libre y seguro es más capaz de recuperar el afecto de los tres millones largos de votos perdidos.

La posición crítica a Tomás Gómez, básicamente compuesta por los que perdieron las elecciones primarias de hace poco más de un año, votando a favor de Trinidad Jiménez, impuesta por Ferraz y Moncloa, han visto crecer sus posibilidades de integración, tras la victoria de su candidato, Rubalcaba, en el Congreso de Sevilla.

Si Tomás Gómez es acusado por sus críticos de hacer una ejecutiva no integradora, tras su victoria, los partidarios de Gómez acusan de exactamente lo mismo a Rubalcaba, tras ganar el Congreso de Sevilla y conseguir la secretaría general del PSOE derrotando a Carme Chacón, candidata de Tomás.

Una vez dicho todo esto, bienvenida sea la candidatura crítica y que sean, una vez más, los 900 delegados elegidos democráticamente en todas las agrupaciones madrileñas, los que elijan al líder que crean mejor y sobre todo que mejor oposición sea capaz de ejercer contra las políticas ultraconservadoras y ultraliberales que tanto Rajoy como Esperanza Aguirre están imponiendo a golpe de decreto.

Mientras la calle está ardiendo y en pie de guerra contra los recortes, los sindicatos atacados y criminalizados, el 15M constituyendo un núcleo de protesta nuevo, duro y juvenil, sólo Izquierda Unida se muestra capaz de ir recogiendo pacientemente los votos de los indignados. Los socialistas deberían de prestar más atención a este fenómeno y acelerar al máximo el resultado de su perpetua "democracia interna".

No es mala cosa reconstruir desde los cimientos a un derrotado partido, pero cabe pedirles que lo hagan pronto, que lo hagan en profundidad y que cuando elijan, o reelijan a su líder, que éste sea apoyado por "todos" y es de esperar que también exhiba el suficiente instinto e inteligencia política para realizar listas integradoras cumpliendo su promesa de sumar, y de este modo poder dedicarse plenamente a su trabajo de control del gobierno y no a apagar fuegos internos.