LA LEY XEL EMBUDO.
No habrá abstención del PSOE. El no-es-no y la política de trincheras siguen siendo su única estrategia.
El retrato más fiel de este PSOE sanchista y tardozapaterista lo dibuja el desdén con que escucha (es decir, con que no escucha) a Felipe González cuando reclama con cierta amargura el retorno a los consensos constitucionales. Felipe cometería muchos errores, como todos, pero tiene tres mayorías absolutas y una relativa en su equipaje y algo sabe de las virtudes del pragmatismo como antídoto frente a la tentación del enfrentamiento constante. La suya fue, junto a la primera de Aznar –aunque en esto último no está de acuerdo– la mejor etapa de la democracia, la que convirtió a la España recién salida del franquismo en un país moderno y al Partido Socialista legatario de Largo Caballero en una organización familiarizada con la cultura del acuerdo que tanto se echa hoy de menos. Sin embargo su voz y la de sus compañeros de generación suena como un eco viejuno en el seno de una formación empeñada en malversar su ejemplo. No es que los suyos (?) los desoigan sino que los tratan con desprecio.
Ignacio Camacho.
No habrá abstención del PSOE. El no-es-no y la política de trincheras siguen siendo su única estrategia.
El retrato más fiel de este PSOE sanchista y tardozapaterista lo dibuja el desdén con que escucha (es decir, con que no escucha) a Felipe González cuando reclama con cierta amargura el retorno a los consensos constitucionales. Felipe cometería muchos errores, como todos, pero tiene tres mayorías absolutas y una relativa en su equipaje y algo sabe de las virtudes del pragmatismo como antídoto frente a la tentación del enfrentamiento constante. La suya fue, junto a la primera de Aznar –aunque en esto último no está de acuerdo– la mejor etapa de la democracia, la que convirtió a la España recién salida del franquismo en un país moderno y al Partido Socialista legatario de Largo Caballero en una organización familiarizada con la cultura del acuerdo que tanto se echa hoy de menos. Sin embargo su voz y la de sus compañeros de generación suena como un eco viejuno en el seno de una formación empeñada en malversar su ejemplo. No es que los suyos (?) los desoigan sino que los tratan con desprecio.
Ignacio Camacho.