TRIBUNA
Otros cuatro años 'en Babia' (se puede aplicar tambien en Omaña-Luna)

07/05/2011 cCARLOS GONZÁLEZ-ANTÓN ÁLVAREZ. PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN MONTAÑA DE BABIA Y LUNA

Se ha concluido una nueva legislatura y las elecciones autonómicas y locales se celebrarán en pocos días. Creo que todos ya hemos asumido que la gestión pública nos afecta directamente, no es una cuestión exclusiva de los políticos. Que en nuestros pueblos haya calidad de vida, que se puedan pagar los servicios públicos esenciales, que tengamos electricidad, teléfono o TDT, que exista centro de salud o ambulancia, depende en gran medida de las decisiones que tomen nuestros políticos. Y dicho esto, ¿qué ha sucedido en los últimos cuatro años en Babia? Y lo que es más importante, ¿qué debería suceder en los próximos cuatro años?

Hace cuatro años existían varios proyectos que hoy siguen sin ejecutar, aunque como entonces, se anuncien presupuestos y adjudicaciones. El hecho es que los proyectos no se han ejecutado, y quien sufre sus consecuencias es el babiano que sigue, por ejemplo, sin Centro de Salud. Hace ya dos décadas, las comarcas de Babia y Luna iban a ser Parque Natural, lo que debería haber servido para aprovechar sus importantes recursos naturales como motor de su desarrollo económico. Las normas del Parque no se han aprobado por falta de voluntad de unos y por las presiones de otros; y el Palacio de los Quiñones de Riolago no se llega a abrir ahora (van diez años) con la excusa de falta de dinero, sin que ningún representante local proteste. La consecuencia es que Babia y Luna no han visto un euro de las ayudas que reciben todos los parques naturales. Otro proyecto, la carretera autonómica que debe unir San Emiliano con la asturiana de Campomanes, está sólo en el papel, incorporado, al menos, al Plan Regional de Carreteras; pero hasta que se ejecute, los ganaderos de Babia deben subir al puerto por un camino de cabras, mientras los asturianos lo hacen por una carretera perfectamente asfaltada y convierten el macizo de Peña Ubiña en un activo turístico de primer orden y en una infraestructura para sus ganaderos, aunque no esté en Asturias. Como contraste, este verano veremos cómo el Ayuntamiento de Somiedo (ejemplo a imitar) se muestra al mundo entero en una etapa reina de la Vuelta Ciclista a España que llega al Alto de la Farrapona, que se comparte con Babia. Eso sí, por Asturias se sube por una flamante carretera asfaltada, mientras que por Torrestío hay una polvorienta pista. Los hosteleros de Babia están que trinan.

Hace cuatro años también existían varios conflictos que siguen hoy sin resolverse. La titularidad ilegal de los montes de Pinos por Mieres continúa y además esta Administración pública asturiana ejerce competencias públicas de desarrollo ganadero en nuestra Comunidad, desplazando con fondos comunitarios a los ganaderos leoneses y abocándolos a la ruina. Mientras tanto, la Junta y nuestro Alcalde más preocupados en ir a comer con sus colegas asturianos que en defender los derechos babianos, que se remontan a cuando los montes eran de la Basílica de San Isidoro. En el extremo occidental de Babia, la minería a cielo abierto sigue campando a sus anchas sin que las autoridades administrativas y judiciales quieran hacer cumplir la Ley a un empresario que está esquilmando el futuro de Babia, pues no quieren reconocer que el cumplimiento de esa Ley que nos hemos dado todos es la única garantía para el desarrollo económico de Babia -y de la montaña occidental- y la única herramienta para que nuestros representantes puedan defender los intereses generales, incluidos los puestos de trabajo de los pocos mineros que van quedando, de los chantajes empresariales.

¿Por qué no se han ejecutado los proyectos pendientes durante años o resuelto los problemas de décadas que lastran la economía de Babia? Se puede afirmar que el modelo de políticas públicas que se han aplicado en Babia, y quizás en toda la montaña leonesa, está agotado. Tras décadas de llenarnos de carteles de Miner o Proder, la realidad económica es la que es y permite afirmar que han fracasado tales programas. Las brillantes memorias del «Grupo de Acción Local» de turno sólo tienen el brillo del caro papel que emplean anualmente en autopropaganda. Los ganaderos, los industriales, los jóvenes que luchan por vivir en la comarca ven otra realidad muy distinta. Ven como pasan los días de precampaña y campaña y no se observa el más mínimo esfuerzo por analizar los problemas y proponer soluciones. En cambio, comprueban que lo único que se pretende es ganar las elecciones a toda costa, aunque sea a base de empadronamientos ilegales.

Babia no puede estar «en Babia» otros cuatro años más. Quien crea que basta con replicar las prácticas que se han seguido hasta ahora, quizás aspire a estar cuatro años más en un sillón o emplearlo para alcanzar otros más elevados, pero condenará a Babia a la ruina. Lo que hace falta no son personas que sólo trabajen para perpetuarse en el poder y en unos cargos cada vez más irrelevantes, hacen falta equipos nuevos comprometidos con el desarrollo y la calidad de vida de las personas de Babia y que tengan la capacidad de aplicar políticas nuevas y de hacer sacrificios para crear instituciones que funcionen. El mapa institucional local debe racionalizarse, y no vale aferrarse a unas prácticas caducas que gastan el presupuesto en obras que no crean riqueza y sólo sirven para la ostentación y las inauguraciones. La relación de los Ayuntamientos con las Juntas Vecinales está sin resolver y éstas siguen siendo necesarias para poder gestionar adecuadamente el territorio. Si no hay Administración y ésta no es participativa, nuestros pueblos se abandonarán definitivamente al letargo.

En los próximos cuatro años se deberán reestructurar las Administraciones locales y para ello deberemos tener al frente de las mismas personas que sean capaces de afrontar el reto desde la valentía, el esfuerzo y el sacrificio, y no valen personas agazapadas en covachuelas que no aceptan las críticas. Los babianos a lo largo de la historia y en tiempos de clara opresión feudal y política lucharon por la libertad y por la autonomía económica de sus pueblos e individuos; ahora que disfrutamos de un régimen democrático, se está permitiendo que las ineficacias y perversiones del mismo adormezcan el espíritu participativo, comunitario y dinamizador de las gentes de Babia. No deberíamos resignarnos a no tener el futuro que se merecen nuestros hijos; nuestros abuelos no nos lo perdonarían y quizás no estuviesen muy orgullosos de lo que hay. Estamos a tiempo de iniciar cuatro años «para Babia».