EL LEGADO
Mucho me has dejado,
hijos que sin fin me adoran,
y unos sueños derramados,
entre millones de sombras.
Un legado que se admira,
como abra que provoca,
admirarte y alagarte,
como maestro en la gloria.
Manos grandes bien formadas,
y por mí siempre admiradas,
dedicadas al trabajo,
con entrega y sin relajo,
pinceles acariciaban.
Siento tenerte conmigo
rodeando mis sentidos,
con tu espíritu adherido,
diluido entre tus obras.
Por el amor entregado,
al perfil que se denota,
dibujando los motivos,
con pinceles que lo bordan.
Risas sordas, congeladas,
dibujan mi boca amarga,
mientras tus obras admiro,
y mantengo los ojos secos,
porque el sollozo es cautivo.
Estrella
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