España, centro de operaciones de Gladio (a)...

España, centro de operaciones de Gladio (a)

LA ‘TRANSACCIÓN MODÉLICA’ DE LA CIA PARA ESPAÑA: GAL-GLADIO, EL TERRORISMO DE ESTADO COMO ESTRATEGIA DE TENSIÓN CONTRA LA IZQUIERDA
Franco dio refugio a un número importante de criminales nazis que huyeron nada más terminar la segunda contienda bélica del siglo XX (entre ellos, Otto Skorzeny, Leon Degrelle, etc) ante la pasividad y desdén absoluto de Europa Occidental, quién también sabía de la existencia de numerosos criminales de guerra nazis residentes en Sudamérica, pero no realizó ninguna acción que posibilitase su captura y enjuiciamiento, salvo muy al final y en casos concretísimos (Klaus Barbie o Stefano Delle Chiaie), cuando sus sicarios ya habían realizado el “trabajo” de exterminio de disidentes y era el momento propicio para “dárselas” de más demócratas que nadie. Otros tuvieron mejor fortuna y acabaron, discreta y plácidamente, jubilados (Reinhard Gehlen en Alemania).

Pero, además, en el marco del Gladio anticomunista, España cobijó, con la protección de los aparatos del Estado (policía y CESID, hoy CNI), a un buen contingente de terroristas de extrema derecha que habían efectuado operaciones clandestinas contra el comunismo europeo occidental. Los italianos fueron los predilectos en la agonizante dictadura franquista. Valerio Borghese, Pier Luigi Concutelli, Aldo Tisei, Carlo Cicuttini, Mario Ricci y, sobre todo, el carnicero Stefano Delle Chiaie, alias Caccola (traducido del italiano “mierdecilla”, como le llamaban cariñosamente sus correligionarios de fechorías), fueron algunos de los más notorios agentes terroristas de Gladio en España. El historiador suizo Daniele Ganser señala que la guerra secreta en España consistió esencialmente en asesinatos y en la realización de actos de terrorismo. Miembros del ejército secreto de Delle Chiaie, como Aldo Tisei, confesaron, posteriormente, ante magistrados italianos, que durante su exilio en España habían perseguido y asesinado a militantes antifascistas españoles por encargo de los servicios secretos de España (el entonces CESID, hoy CNI).

En los servicios secretos españoles sabían muy bien lo que hacían, a quien manipular y asesinar, todo ello bajo la supervisión directa de la CIA y el consentimiento, primero, del régimen franquista, luego de la democracia homicida suarista y, posteriormente, de la felipista. Para ello se valieron de la extrema derecha española e italiana y de personajes como Delle Chiaie, jefe terrorista de Avanguardia Nazionale, integrante de la logia Propaganda (P2) y de la Liga Anticomunista Mundial. El curriculum sanguinario del protegido por la policía y los servicios secretos españoles, Caccola, alcanzó a las dictaduras militares del Cono Sur (Argentina, con Videla, Chile, con Pinochet o la Bolivia de Hugo Bánzer) donde prestó servicios como mercenario exclusivo para asesinar a líderes opositores de izquierdas, dentro del plan general de exterminio que la CIA tenía diseñado para el “patio trasero” latinoamericano.

Delle Chiaie fue algo así como el ojo derecho de la policía y los servicios de inteligencia españoles en la “transición”. Marco Pozzan otro terrorista de Gladio, miembro de la organización ultraderechista italiana Ordine Nuovo, confirmó estos extremos sobre hasta qué punto se desarrollaban los nexos entre “Caccola” (Delle Chiaie) y los aparatos policiales del Estado español. Según Pozzan, Delle Chiaie, recibía muy buena paga por los servicios que prestaba en España. «Hacía viajes muy costosos, siempre en avión, incluyendo vuelos transatlánticos. Caccola recibía casi siempre el dinero de los servicios secretos y de la policía española”, dijo Pozzan, quien también aseguró que «Caccola y sus hombres actuaron contra los independentistas vascos por orden de la policía española». Delle Chiaie era algo así como un jefe operativo terrorista parapolicial de primer nivel para organizar a los miembros de Gladio que debían infiltrarse en ETA, en las organizaciones políticas abertzales o en otros grupos políticos de ideología comunista para asesinar o atentar contra sus integrantes.

Una de las intervenciones más conocidas de los esbirros de Delle Chiaie fueron los incidentes que provocaron deliberadamente en Montejurra (Navarra), en 1976, donde un individuo armado (el “enigmático” hombre de la gabardina) disparó contra una concentración carlista, causando dos muertos. Pozzan describe que Caccola y su unidad organizaron una batalla entre dos movimientos políticos opuestos. Para que no se pudiera acusar a la policía española de intervenciones violentas injustificadas, Caccola y su unidad tenían que provocar e instaurar el desorden. Como así sucedió. La actitud de la policía fue dejar que los provocadores de Gladio montasen violentos altercados. El trabajo sucio no fue, en esta ocasión, para la policía española sino para sus escuadrones de la muerte fascistas.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Ya sabes que el terrorismo de estado lo llevó a cabo el PSOE con los GAL.