España: un país con hambre de futuro....

España: un país con hambre de futuro.
Prólogo del Presidente del Gobierno sobre la Agenda 2.050

España es uno de los países más desarrollados del mundo. Quienes tenemos el privilegio de habitar en él, gozamos de vidas satisfactorias y muy longevas, solo superadas en duración por las de Suiza y Japón. Esto se debe a las virtudes de nuestro clima, nuestra dieta mediterránea y nuestra particular forma de vida, pero también a la existencia de un estado de bienestar moderno y robusto que nos ha dotado de una sanidad y una educación de calidad, de calles apacibles y seguras, y de una red de infraestructuras y viviendas de primera.
Para financiar este bienestar, España cuenta con una economía innovadora y competitiva: la 4ª más grande de la UEy la 6ª más importante en su contribución al comercio internacional.
Nuestro país es líder mundial en turismo y una referencia en sectores como construcción, transporte, logística, energías renovables, agroalimentación, banca y moda.
Parte de nuestro éxito se debe a la privilegiada posición geoestratégica que ocupamos, situada en la encrucijada de tres continentes, y a la enorme riqueza natural de nuestro territorio. España es el país del mundo con más reservas de la Biosfera y alberga una de las redes de áreas protegidas más extensas y diversas de Europa.
En nuestro territorio no abunda el petróleo, ni el gas, ni los yacimientos de oro, pero sí recursos naturales que serán fundamentales en la economía del siglo XXI: tenemos más horas de luz solar que ningún otro estado miembro de la UE, uno de los depósitos de litio más grandes del Continente, y unas condiciones óptimas para el aprovechamiento del viento y la fuerza del agua. Este hecho, unido a la fuerte concienciación medioambiental de nuestra población, ha permitido que España sea hoy el 3er país europeo con mayor capacidad de generación de energía renovable, el 11º que menos CO2 emite por habitante, y el 14º más sostenible del mundo, según el último Environmental Performance Index de la Universidad de Yale.
Nuestro territorio tiene, además, una excepcional riqueza artística e histórica. España alberga la tercera mayor concentración de monumentos y lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, solo por detrás de China e Italia; uno de los repertorios de patrimonio inmaterial más amplios; la segunda lengua nativa más hablada del mundo y una rica variedad lingüística; artistas y deportistas aclamados; y una de las mejores ofertas de ocio y entretenimiento; razones todas ellas por las que somos considerados una potencia cultural de primer orden.
La admiración internacional hacia nuestro país también se explica por los valores que caracterizan a nuestra población: el afecto personal, la tolerancia, la solidaridad, y el compromiso con Europa y lo multilateral. España es, según los principales indicadores disponibles, uno de los 10 países del mundo con lazos de afectividad más fuertes, uno de los 10 mejores países para ser mujer, uno de los 5 mejores para vivir y trabajar siendo extranjero, y uno de los más respetuosos con la orientación sexual, la religión y la cultura de las personas.
En el plano institucional, ocupamos una posición igualmente notable. España es, según el prestigioso informe de V-Dem, la 9ª democracia más plena y consolidada del mundo; cuenta con un estado de derecho sólido y unos niveles de libertad superiores a los de Francia, Italia y Estados Unidos; y ejerce una influencia importante en los principales organismos internacionales.
Este listado de rankings es algo más que un ramillete de números; constituye la prueba cuantitativa de una verdad importante: España ha sabido convertirse, en solo cuatro décadas de democracia, en un país moderno, próspero e inclusivo con un papel clave en Europa. Esta es una proeza inmensa que no deberíamos obviar como sociedad y de la que debemos estar orgullosos y orgullosas. En todo caso, ello no significa que debamos caer en la autocomplacencia o el conformismo. España no debe detenerse aquí. Podemos y debemos ser aún mejores. Esa es la certeza que alimenta e inspira el proyecto de España 2050. En las últimas tres décadas, nuestro país ha logrado recortar la distancia que le separaba del pelotón europeo hasta converger, en la mayoría de los indicadores, con la media de la UE-27. Ahora toca ser audaces, pedalear más fuerte y sumarnos a la vanguardia que forman los países más avanzados de Europa, aquí recogidos bajo la etiqueta “UE-8” (Austria, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Países Bajos y Suecia).
Para lograrlo, los españoles y españolas tendremos que consolidar las conquistas alcanzadas hasta la fecha y resolver viejas asignaturas pendientes: nuestra baja productividad, las carencias de nuestro sistema educativo, los problemas de nuestras ciudades y ámbitos rurales, nuestra desproporcionada tasa de paro, o nuestros altos niveles de desigualdad y pobreza. Al mismo tiempo, tendremos que ser capaces de lidiar con los retos y aprovechar las oportunidades que traerán tendencias futuras como el cambio climático, la digitalización y el envejecimiento demográfico.
Conseguirlo no será fácil pero tampoco imposible. Este estudio demuestra, con evidencia empírica, que converger con los países de la UE-8 antes de 2050 es un objetivo tan necesario como factible. España cuenta con los cimientos adecuados, los recursos necesarios y una trayectoria apropiada en muchos de los frentes. De hecho, del análisis se deduce que las mejoras que España tendría que acometer en los próximos treinta años para conquistar la vanguardia europea no son muy diferentes, ni en naturaleza ni en escala, a las que ya se realizaron en los últimos cuarenta. Las megatendencias que se desarrollarán en el futuro servirán como catalizadores del cambio. El envejecimiento demográfico, la transición ecológica, la digitalización, o el crecimiento de las ciudades añadirán presión a los desafíos ya existentes, pero también traerán oportunidades inmensas que, bien aprovechadas, nos permitirán hacer cosas hasta ahora inimaginables. Además, la crisis provocada por el coronavirus contribuirá a acelerar las transformaciones necesarias. Los efectos dramáticos de la pandemia han recordado a la sociedad española la importancia de llevar a cabo reformas que nos permitan ser más resilientes en lo social, lo económico y lo medioambiental; han acelerado tendencias de modernización en lo público y en lo privado que estaban pendientes; y han dado pie a la creación de unos fondos de recuperación europeos con los que financiaremos y pondremos en marcha buena parte de los cambios necesarios. España cuenta con todos los ingredientes para converger con los países más avanzados de Europa. Lo que nos falta es más ambición y una estrategia de largo plazo holística y eficaz que compartan la mayoría de los agentes sociales. España 2050 pretende ser la semilla de ambos.
Para ponerla en marcha hemos juntado a un centenar de expertos y expertas de reconocido prestigio y de disciplinas académicas, edades, procedencia geográfica y sensibilidades políticas muy diversas. Este grupo ha trabajado durante casi un año de manera altruista y totalmente.
Prólogo.
España 2050 independiente, debatiendo, estudiando y movilizando todo el conocimiento científico disponible para arrojar luz sobre los grandes desafíos estructurales que España deberá afrontar y superar en las próximas décadas si quiere converger con los países más avanzados de la UE. Creo que el resultado es ejemplar y, en muchos aspectos, pionero a nivel europeo. Pero también sé que es solo un primer paso; una propuesta inicial que tendrá que ser corregida, ampliada y mejorada en los próximos meses a través de un diálogo nacional en el que participen las principales instituciones públicas, empresas, sindicatos, patronales, universidades, centros de pensamiento, fundaciones, cuerpos funcionariales, asociaciones y fuerzas políticas de nuestro país. El futuro es patrimonio de todos y todos deben participar en su diseño. En última instancia, el objetivo es lograr que quienes vivimos en España miremos al futuro y que lo hagamos de una forma distinta a la que miramos el presente: con mayor audacia, con mayor vocación de acuerdo, y con mayor confianza en nosotros mismos. Somos capaces de conseguirlo. Debemos conseguirlo. Se lo debemos a nuestros padres y a nuestros hijos.

Pedro Sánchez
Presidente del Gobierno de España
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Si siguen los mismos de ahora en el 2.050, no habrá más que problemas. Hay que evitar que los separatistas, tengan el poder y evitar la catástrofe que se avecina.
Dejar las milongas.